Abascal achaca el encarcelamiento de Zougam a la necesidad de detener musulmanes en la víspera de las elecciones
El último turno de las defensas antes de que el juicio del 11-M quede visto para sentencia ha sido para José Luís Abascal, el abogado de Jamal Zougam. Ha llamado la atención sobre los testimonios contradictorios que sitúan a su cliente en dos trenes diferentes a la misma hora. También, sobre las pruebas "providenciales" aparecidas en la Kangoo y sobre las "apariciones y desaparicones" en el laboratorio de los Tedax. El letrado ha acusado a la Fiscalía de perseguir la condena de Zougam sin pruebas en un "fantástico ejercicio de funambulismo". Antes, Endika Zulueta dijo que se han falseado los hechos para acusar a "El Egipcio".
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(Libertad Digital) El abogado José Luis Abascal, defensor del acusado de la autoría material de los atentados Jamal Zougam, destacó en su informe de conclusiones definitivas que su cliente es "la cabeza de turco de esta sociedad" y añadió que fue "el chivo expiatorio que nos ofrecieron a todos".
El abogado de Jamal Zougam, el acusado que se enfrenta a una petición de la Fiscalía de 40.000 años de cárcel, repasó todas las contradicciones puestas de manifiesto durante el juicio y que han dejado en evidencia a la Fiscalía. Primero se refirió a la finca de Morata. Allí no aparecieron restos del acusado ni ningún otro imputado que trabajó en esa casa le reconoció. Tampoco están sus huellas por ninguna parte ni en la Kangoo ni en la mochila aparecida en Vallecas. Sólo consta, dijo José Luís Abascal, la "inverosímil declaración de un vecino de Morata que le vio desde una distancia de 150 metros poniendo ladrillos en un tejado". Insistía en que "no hay rastros genéticos, ni visuales ni telefónicos en Morata ni relacionados con la Kangoo. A pesar de esto le acusa el Ministerio Fiscal de autor material basándose en unos muy dudosos reconocimientos".
A partir de este punto Abascal se dedicó a poner sobre la mesa los testimonios contradictorios de los que dijeron haber visto a Zougam en los trenes en la mañana del 11-M. El letrado destacó que ha habido testigos que le situaron a la misma hora en dos trenes distintos, que otra persona le situó primero en la planta de arriba de un vagón doble y luego cambio su declaración para colocarle en el de abajo.
No faltaron referencias al portero de Alcalá, que dijo ver a tres sospechosos y que sólo uno de ellos, "embozado hasta los ojos y con un gorro", dirigirse a la estación de Renfe. No le pudo reconocer en su declaración policial, destacó Abascal, "pero misteriosamente en esta sala cambio sus declaraciones iniciales a conveniencia de la nueva imputación fiscal". Pasó de decir que ese sospechoso portaba un solo bulto en la espala a mantener que llevaba una mochila y una bolsa. El abogado reprochó el silencio de la Fiscalía ante el cambio de versión y también criticó que "utilizara" a los testigos en contra de su cliente. Testigos, recordó, que sólo llegaron a reconocer a Zougam cuando su fotografía "se había paseado por todos los periódicos y telediarios del mundo".
Antes del receso de la comida, Abascal se dedicó a examinar dos de las pruebas estelares del Ministerio Público: la furgoneta Kangoo y la mochila de Vallecas. Sobre la primera, dijo que "todas las pruebas que derivan" de ella "son nulas para la causa". Y es que tal y como recordó el abogado, con esta prueba se infrinjió la ley, ya que "la inspección ocular debe ser realizada en el lugar donde se encuentran los vestigios y debe procederse a la descripción de todo lo que tenga relación con el delito". Pero nada de esto se hizo. "No se realizó la inspección" en el lugar donde fue encontrada (en las proximidades de la estación de Alcalá) y tampoco se realizó "ningún reportaje fotográfico".
Abascal ha señalado que, a pesar de que la Fiscalía mantiene que en la Kangoo se transportaron las mochilas boma, los perros que la revisaron no detectaron nada. Y eso a pesar de que más tarde, en Canillas, apareciera supuestamente debajo de un asiento delantero un cartucho de Goma 2 ECO. Además, el abogado ha dicho que si la furgoneta hubiese podido suponer algún peligro para alguien no la hubieran transportado hasta Canillas en grúa.
También ha puesto de relieve el oscuro episodio del momento de llegada de la furgoneta a Canillas. Y ha señalado que mientras en Alcalá los funcionarios policiales que forzaron la cerradura e inspeccionarionaron la parte trasera del vehículo dijeron que no se tropezaron con ningún objeto, "después se presentaron 61 objetos". "No existe acta que acredite que todo lo hallado en Canillas estuviera también en Alcalá". Y ha echado la culpa de esto a la "instrucción", ya que ese listado de efectos que supuestamente aparecen en la Kangoo debería haberse realizado en el lugar donde fue encontrada. "Averiguar quien impidió que se realizara nos ayudariía a saber lo que ocurrió ese 11 de marzo".
Después, José Luis Abascal, ha puesto sobre la mesa todas y cada una de las contradicciones que existen sobre la famosa mochila de Vallecas. Y es que esta prueba fue la que provocó la detención de su cliente, Jamal Zougam. Es la única que liga a Zougam con los atentados. La tarjeta del móvil que se encontró en esa bolsa es la que llevó al locutorio de Lavapiés donde trabajaba el supuesto autor material de la masacre. Abascal ha señalado que vender tarjetas no es un delito. "No ha cometido ilícito penal alguno vendiendo tarjetas. Es su negocio". Aunque si hubiera sido cómplice de los terrorsitas, ha dicho su abogado, habría huido y no se habría quedado esperando a que le detuvieran.
Pero no sólo eso. Los Tedax explicaron en sede judicial que todos los efectos que estaban en la estación de El Pozo, donde presumiblemente se halló la mochila, los colocaron en el andén después de revisarlos uno por uno. Igual hicieron con los trenes. Hasta cuatro veces inspeccionaron los vagones sin encontrar la famosa bolsa. "Nadie vio la bolsa que luego apareció en la comisaría de Puente de Vallecas. A pesar de ello, la Fiscalía y las acusaciones insisten en situarla allí", ha dicho Abascal pero "si había un lugar donde no estaba es El Pozo, porque así lo han acreditado los Tedax".
A partir de esa revisión en la estación, ha continuado Abascal, se introducen todos los objetos en bolsas de basura "sin precintar y empieza el tour de comisaría en comisaría hasta llegar a Ifema". "Ninguno de los polícias sabe cuántas bolsas trasladaron". Además, "cuando llegaron a Ifema las dejaron sin vigilancia". "En definitiva, no hay cadena de custodia ni nada semejante". Tampoco entiende Abascal por qué se decidió enviar los objetos de El Pozo a la comisaría de Puente de Vallecas si estaba muy alejada y por qué ningún funcionario policial de dicha comisaría incluyó la bolsa dentro del inventario que realizaron.
El abogado de Jamal Zougam, el acusado que se enfrenta a una petición de la Fiscalía de 40.000 años de cárcel, repasó todas las contradicciones puestas de manifiesto durante el juicio y que han dejado en evidencia a la Fiscalía. Primero se refirió a la finca de Morata. Allí no aparecieron restos del acusado ni ningún otro imputado que trabajó en esa casa le reconoció. Tampoco están sus huellas por ninguna parte ni en la Kangoo ni en la mochila aparecida en Vallecas. Sólo consta, dijo José Luís Abascal, la "inverosímil declaración de un vecino de Morata que le vio desde una distancia de 150 metros poniendo ladrillos en un tejado". Insistía en que "no hay rastros genéticos, ni visuales ni telefónicos en Morata ni relacionados con la Kangoo. A pesar de esto le acusa el Ministerio Fiscal de autor material basándose en unos muy dudosos reconocimientos".
A partir de este punto Abascal se dedicó a poner sobre la mesa los testimonios contradictorios de los que dijeron haber visto a Zougam en los trenes en la mañana del 11-M. El letrado destacó que ha habido testigos que le situaron a la misma hora en dos trenes distintos, que otra persona le situó primero en la planta de arriba de un vagón doble y luego cambio su declaración para colocarle en el de abajo.
No faltaron referencias al portero de Alcalá, que dijo ver a tres sospechosos y que sólo uno de ellos, "embozado hasta los ojos y con un gorro", dirigirse a la estación de Renfe. No le pudo reconocer en su declaración policial, destacó Abascal, "pero misteriosamente en esta sala cambio sus declaraciones iniciales a conveniencia de la nueva imputación fiscal". Pasó de decir que ese sospechoso portaba un solo bulto en la espala a mantener que llevaba una mochila y una bolsa. El abogado reprochó el silencio de la Fiscalía ante el cambio de versión y también criticó que "utilizara" a los testigos en contra de su cliente. Testigos, recordó, que sólo llegaron a reconocer a Zougam cuando su fotografía "se había paseado por todos los periódicos y telediarios del mundo".
Antes del receso de la comida, Abascal se dedicó a examinar dos de las pruebas estelares del Ministerio Público: la furgoneta Kangoo y la mochila de Vallecas. Sobre la primera, dijo que "todas las pruebas que derivan" de ella "son nulas para la causa". Y es que tal y como recordó el abogado, con esta prueba se infrinjió la ley, ya que "la inspección ocular debe ser realizada en el lugar donde se encuentran los vestigios y debe procederse a la descripción de todo lo que tenga relación con el delito". Pero nada de esto se hizo. "No se realizó la inspección" en el lugar donde fue encontrada (en las proximidades de la estación de Alcalá) y tampoco se realizó "ningún reportaje fotográfico".
Abascal ha señalado que, a pesar de que la Fiscalía mantiene que en la Kangoo se transportaron las mochilas boma, los perros que la revisaron no detectaron nada. Y eso a pesar de que más tarde, en Canillas, apareciera supuestamente debajo de un asiento delantero un cartucho de Goma 2 ECO. Además, el abogado ha dicho que si la furgoneta hubiese podido suponer algún peligro para alguien no la hubieran transportado hasta Canillas en grúa.
También ha puesto de relieve el oscuro episodio del momento de llegada de la furgoneta a Canillas. Y ha señalado que mientras en Alcalá los funcionarios policiales que forzaron la cerradura e inspeccionarionaron la parte trasera del vehículo dijeron que no se tropezaron con ningún objeto, "después se presentaron 61 objetos". "No existe acta que acredite que todo lo hallado en Canillas estuviera también en Alcalá". Y ha echado la culpa de esto a la "instrucción", ya que ese listado de efectos que supuestamente aparecen en la Kangoo debería haberse realizado en el lugar donde fue encontrada. "Averiguar quien impidió que se realizara nos ayudariía a saber lo que ocurrió ese 11 de marzo".
Después, José Luis Abascal, ha puesto sobre la mesa todas y cada una de las contradicciones que existen sobre la famosa mochila de Vallecas. Y es que esta prueba fue la que provocó la detención de su cliente, Jamal Zougam. Es la única que liga a Zougam con los atentados. La tarjeta del móvil que se encontró en esa bolsa es la que llevó al locutorio de Lavapiés donde trabajaba el supuesto autor material de la masacre. Abascal ha señalado que vender tarjetas no es un delito. "No ha cometido ilícito penal alguno vendiendo tarjetas. Es su negocio". Aunque si hubiera sido cómplice de los terrorsitas, ha dicho su abogado, habría huido y no se habría quedado esperando a que le detuvieran.
Pero no sólo eso. Los Tedax explicaron en sede judicial que todos los efectos que estaban en la estación de El Pozo, donde presumiblemente se halló la mochila, los colocaron en el andén después de revisarlos uno por uno. Igual hicieron con los trenes. Hasta cuatro veces inspeccionaron los vagones sin encontrar la famosa bolsa. "Nadie vio la bolsa que luego apareció en la comisaría de Puente de Vallecas. A pesar de ello, la Fiscalía y las acusaciones insisten en situarla allí", ha dicho Abascal pero "si había un lugar donde no estaba es El Pozo, porque así lo han acreditado los Tedax".
A partir de esa revisión en la estación, ha continuado Abascal, se introducen todos los objetos en bolsas de basura "sin precintar y empieza el tour de comisaría en comisaría hasta llegar a Ifema". "Ninguno de los polícias sabe cuántas bolsas trasladaron". Además, "cuando llegaron a Ifema las dejaron sin vigilancia". "En definitiva, no hay cadena de custodia ni nada semejante". Tampoco entiende Abascal por qué se decidió enviar los objetos de El Pozo a la comisaría de Puente de Vallecas si estaba muy alejada y por qué ningún funcionario policial de dicha comisaría incluyó la bolsa dentro del inventario que realizaron.
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