martes, 3 de julio de 2007

LA ULTIMA PALABRA




LA ULTIMA PALABRA

JAMAL ZOUGAM: «Me usaron entre el 11 y el 14 de marzo para probar que el atentado era islamista».
«La testigo C-65 no se acuerda de nada pero sí se acuerda de mi cara, al 100%. El día 12 ya se sabía lo de la mochila de Vallecas: si fuera culpable habría huido. Nadie comete un atentado usando las tarjetas telefónicas de su negocio. Estoy aquí porque no hay otro a quien echarle el muerto».

FOUAD MORABIT: «Los tesoros incriminatorios de la acusación han resultado ser nada».

«Mi cultura no confiere ninguna razón de ser a la violencia. Condeno toda ideología terrorista: mis frenos morales funcionan muy bien. Siento impotencia y rabia. En comisaría se me practicó todo tipo de tortura y humillación: sólo se cuidaron de no dejar ninguna marca».

RAFA ZOUHIER: «Transmití la información a los que pensaba que velaban por los españoles».

«Pido perdón a las víctimas. Hice todo lo posible por evitarlo, aunque aquí parezca un animal. Avisé de la trama asturiana y la respuesta de Víctor fue: 'Tranquilo, lo de Asturias está controlado'. LA UCO me dijo: 'No digas nada de los explosivos o te van a caer los 200 muertos'».

BASEL GHALYOUN: «He sido usado políticamente, se filtraron las llamadas a mi madre a un periódico».

«No les cuesta creer que en un almacén unas moléculas se transmitan por el aire y contaminen un explosivo y sí que mi ADN se haya llevado de un sitio a otro. Yo fui el que solicité al juez que me sometiera a una rueda de reconocimiento».

HASAN HASKI: «Llegué a España en abril de 2004, ¿lo habría hecho de ser el autor intelectual?».

«Después de dos años todavía no sé que cargos tienen ustedes contra mí. Ninguno de los 116 detenidos sabe quién soy yo. En todo el proceso no se ha mencionado nunca mi nombre. La fiscal me acusa de ser el inductor, pero nadie me conoce».

MAHMUD SLIMANE: «Salí de mi país huyendo de la violencia y de la Guerra Civil».

«Vine a España para vivir en paz. En mi país mataron a mi hermano, a mi padre, a mi tía y a mis primos. Soy inocente y condeno toda clase de violencia. Había odio entre el Chino y yo, él sabía que yo era chiíta. Yo no sabía nada de lo que él quería hacer».

ABDELILAH FADUAL: «Quiero a este país, he venido aquí debajo de un camión».

«Soy inocente y quiero decir a los familiares de las víctimas que lloro con ellos. Para mí, mi abogado es parte de mi familia. Yo también me siento como una víctima. Dejé a un hijo de nueve meses y a mi mujer embarazada. Nos meten a todos en el mismo saco, pero no todos somos iguales».

RACHID AGLIF: «Mi único delito fue haber llevado a Rafá Zouhier a un McDonald's».

«El día que declaré no había leído ni 100 folios del sumario, me he tirado dos años sin saber nada. Mi abogado tampoco me decía nada. En el momento en el que vi las declaraciones de Zouhier vi que todo era falso. Me han mandado a 800 km y nadie de mi familia ha ido a verme. Que llame por teléfono a un terrorista no significa que yo lo sea».


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