EL BLOC DE
Finale, ma non troppo
Luis del Pino
Mohamed 'El Egipcio'. Si la Fiscalía tenía alguna esperanza de conservar a Rabei Osman, Mohamed El Egipcio, como autor intelectual de los atentados, supongo que se le habrá esfumado después de escuchar la intervención de su abogado defensor, Endika Zulueta, que ha desgranado, y desmontado, cada uno de los indicios esgrimidos contra su cliente: las falsas imputaciones sobre su radicalismo en Egipto, las mentiras sobre su experiencia con los explosivos, las supuestas pruebas sobre la elección de la fecha de la masacre, las peculiares transcripciones telefónicas con las que se ha querido tildar de émulo de Osama Bin Laden a quien no llega ni siquiera a fanfarrón de bar... El alegato del letrado Endika Zulueta destilaba, además, algo que resulta letal para quienes han querido vendernos la versión oficial: convencimiento. El convencimiento de la inocencia de su cliente y de que se ha recurrido a la mentira más descarnada para tratar de incriminarle como fuera.
Jamal Zougam. El abogado de Zougam, José Luis Abascal, no se ha limitado a desmontar los únicos indicios que hay contra su cliente (los reconocimientos de los trenes), sino que ha efectuado un demoledor repaso de las principales pruebas con las que se construyó la versión oficial, y de la propia secuencia de investigaciones que tuvo lugar entre el 11 y el 14 de marzo de 2004. Su intervención ha estado seguida de la del propio Zougam, a quien se detuvo por vender tarjetas, para luego cambiar la imputación y acusarle de haber colocado las bombas en los trenes, basándose en unos testimonios inverosímiles. Y ello a pesar de no existir ni la más mínima prueba contra él: ni huellas dactilares ni rastros de ADN en ninguno de los escenarios de las investigaciones; ningún contacto de ningún tipo con ningún otro imputado. Jamal es el último de los detenidos del 13-M que queda en prisión. Por eso han intentado por todos los medios que siga en la cárcel.
Finale, ma non troppo
Luis del Pino
Mohamed 'El Egipcio'. Si la Fiscalía tenía alguna esperanza de conservar a Rabei Osman, Mohamed El Egipcio, como autor intelectual de los atentados, supongo que se le habrá esfumado después de escuchar la intervención de su abogado defensor, Endika Zulueta, que ha desgranado, y desmontado, cada uno de los indicios esgrimidos contra su cliente: las falsas imputaciones sobre su radicalismo en Egipto, las mentiras sobre su experiencia con los explosivos, las supuestas pruebas sobre la elección de la fecha de la masacre, las peculiares transcripciones telefónicas con las que se ha querido tildar de émulo de Osama Bin Laden a quien no llega ni siquiera a fanfarrón de bar... El alegato del letrado Endika Zulueta destilaba, además, algo que resulta letal para quienes han querido vendernos la versión oficial: convencimiento. El convencimiento de la inocencia de su cliente y de que se ha recurrido a la mentira más descarnada para tratar de incriminarle como fuera.
Jamal Zougam. El abogado de Zougam, José Luis Abascal, no se ha limitado a desmontar los únicos indicios que hay contra su cliente (los reconocimientos de los trenes), sino que ha efectuado un demoledor repaso de las principales pruebas con las que se construyó la versión oficial, y de la propia secuencia de investigaciones que tuvo lugar entre el 11 y el 14 de marzo de 2004. Su intervención ha estado seguida de la del propio Zougam, a quien se detuvo por vender tarjetas, para luego cambiar la imputación y acusarle de haber colocado las bombas en los trenes, basándose en unos testimonios inverosímiles. Y ello a pesar de no existir ni la más mínima prueba contra él: ni huellas dactilares ni rastros de ADN en ninguno de los escenarios de las investigaciones; ningún contacto de ningún tipo con ningún otro imputado. Jamal es el último de los detenidos del 13-M que queda en prisión. Por eso han intentado por todos los medios que siga en la cárcel.
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