ASI LO CUENTAN
Del 11-M, a Londres y al taimado Millken
VICTOR DE LA SERNA
Final de procedimiento, jornada insulsa, y los cerros de Ubeda parecen movilizarse, en plan telúrico, e invadir las crónicas del juicio del 11-M.
Ernesto Ekaizer, en 'El País', recuerda por un día su pasado de periodista económico y cuela en el comentario del juicio un paralelismo con la condena del financiero tramposo Michael Millken en Estados Unidos, al citar la frase de la juez que le condenó: «Usted tiene la habilidad de cometer sólo delitos que son difíciles de detectar. Cuando un hombre de su poder en el mundo financiero (...) comete delitos financieros que son particularmente difíciles de detectar, se requiere un periodo significativo de prisión para disuadir a otros». Agrega Ekaizer: «Y, ¿los delitos de terrorismo? ¿Acaso por ser aparentemente menos sutiles o más brutales requieren menor dificultad a la hora de enjuiciar?». (Sonaría mejor entrañan dificultad). Como otros muchos delitos, por ejemplo los informáticos, diría uno...
Pero el cronista acaba explicando su digresión: «Claro que ha sido muy difícil detectar a aquéllos que han colaborado en el atentado del 11-M después que el núcleo duro se inmoló propagandísticamente en Leganés. Y no es inverosímil que la policía haya exprimido más allá de lo razonable algunos de los indicios disponibles. El tribunal tendrá, pues, que sopesar todo el material y pasarlo por su lupa». La policía sólo... ¿o el juez instructor y la fiscal también?
Se da otro paseo por el lado oscuro, en EL MUNDO, David Gistau, fascinado por los coches bomba encontrados sin estallar en Londres: igualito que el 11-M, afirma. Y concluye: «Claro, que a lo mejor ahora se descuelga alguien con que los coches bomba de Londres los pusieron activistas del IRA disfrazados con turbantes, y ya la tenemos liada».
Por su parte, Luis del Pino prefiere presentar lo que pueden ser unas jornadas finales explosivas: «El lunes promete ser un día antológico, porque tendremos oportunidad de escuchar los alegatos de los defensores de Jamal Zougam y Mohamed 'El Egipcio'. Zougam es el único presunto autor material que le queda a la fiscal después de que se le cayera Basel Ghalyoun del cartel en vivo y en directo. Los testimonios que hay contra Zougam son irrisorios, pero a la versión oficial le va la vida en que el último detenido del 13-M no salga absuelto, así que toda la artillería mediática se ha concentrado sobre él. En cuanto a 'El Egipcio', es el último representante de esa otra especie en vías de extinción que son los autores intelectuales del atentado, después de que también se hayan caído del cartel Hasán Haski y Yusef Belhadj, a los que no hay manera de atribuir con una mínima seriedad el dudoso honor de ser organizadores de ninguna matanza. Las supuestas evidencias contra 'El Egipcio' llegan también con una no muy buena salud a este final del juicio, después de que los traductores italianos en los que Olga Sánchez tanto confiaba dejaran a la Fiscalía a los pies de los caballos».
Del 11-M, a Londres y al taimado Millken
VICTOR DE LA SERNA
Final de procedimiento, jornada insulsa, y los cerros de Ubeda parecen movilizarse, en plan telúrico, e invadir las crónicas del juicio del 11-M.
Ernesto Ekaizer, en 'El País', recuerda por un día su pasado de periodista económico y cuela en el comentario del juicio un paralelismo con la condena del financiero tramposo Michael Millken en Estados Unidos, al citar la frase de la juez que le condenó: «Usted tiene la habilidad de cometer sólo delitos que son difíciles de detectar. Cuando un hombre de su poder en el mundo financiero (...) comete delitos financieros que son particularmente difíciles de detectar, se requiere un periodo significativo de prisión para disuadir a otros». Agrega Ekaizer: «Y, ¿los delitos de terrorismo? ¿Acaso por ser aparentemente menos sutiles o más brutales requieren menor dificultad a la hora de enjuiciar?». (Sonaría mejor entrañan dificultad). Como otros muchos delitos, por ejemplo los informáticos, diría uno...
Pero el cronista acaba explicando su digresión: «Claro que ha sido muy difícil detectar a aquéllos que han colaborado en el atentado del 11-M después que el núcleo duro se inmoló propagandísticamente en Leganés. Y no es inverosímil que la policía haya exprimido más allá de lo razonable algunos de los indicios disponibles. El tribunal tendrá, pues, que sopesar todo el material y pasarlo por su lupa». La policía sólo... ¿o el juez instructor y la fiscal también?
Se da otro paseo por el lado oscuro, en EL MUNDO, David Gistau, fascinado por los coches bomba encontrados sin estallar en Londres: igualito que el 11-M, afirma. Y concluye: «Claro, que a lo mejor ahora se descuelga alguien con que los coches bomba de Londres los pusieron activistas del IRA disfrazados con turbantes, y ya la tenemos liada».
Por su parte, Luis del Pino prefiere presentar lo que pueden ser unas jornadas finales explosivas: «El lunes promete ser un día antológico, porque tendremos oportunidad de escuchar los alegatos de los defensores de Jamal Zougam y Mohamed 'El Egipcio'. Zougam es el único presunto autor material que le queda a la fiscal después de que se le cayera Basel Ghalyoun del cartel en vivo y en directo. Los testimonios que hay contra Zougam son irrisorios, pero a la versión oficial le va la vida en que el último detenido del 13-M no salga absuelto, así que toda la artillería mediática se ha concentrado sobre él. En cuanto a 'El Egipcio', es el último representante de esa otra especie en vías de extinción que son los autores intelectuales del atentado, después de que también se hayan caído del cartel Hasán Haski y Yusef Belhadj, a los que no hay manera de atribuir con una mínima seriedad el dudoso honor de ser organizadores de ninguna matanza. Las supuestas evidencias contra 'El Egipcio' llegan también con una no muy buena salud a este final del juicio, después de que los traductores italianos en los que Olga Sánchez tanto confiaba dejaran a la Fiscalía a los pies de los caballos».
No hay comentarios:
Publicar un comentario