El jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil compareció ante el tribunal por su actuación en la investigación en 2003 del tráfico de explosivos. Los controladores de Rafa Zouhier pertenecían a su unidad. Félix Hernando dijo ante la comisión de investigación que la única nota que existió sobre las informaciones proporcionadas por el confidente está fechada el 27 de febrero de 2003. Sin embargo, hay una posterior del 6 de marzo. Hernando lo justificó diciendo que ese informe es una mera "ampliación" del anterior y por eso no lo mencionó en ningún momento. En él se hablaba de que los asturianos buscaban comprador de 150 kilos de explosivos. Pero restó importancia a esa información: "Aún hoy tengo la duda de que esos 150 kilos de explosivos existieran alguna vez". |
(Libertad Digital) El jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil Felix Hernando indicó esta tarde ante el tribunal del 11-M que aún a día de hoy duda de que los 150 kilos de dinamita de los que disponían para vender los acusados José Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro y sobre los que informó en febrero de 2003 Rafa Zouhier, que actuaba como confidente del cuerpo, existieran realmente. "Todavía hoy tengo la duda de que esos 150 kilos de explosivos existieran alguna vez", dijo textualmente Hernando. Destacó, además, que el explosivo aportado por el acusado "nunca fue" la utilizada en los trenes ya que "la dinamita que se utilizó se fabricó mucho tiempo después de esa fecha".
El testigo indicó que las informaciones aportadas por Zouhier sobre los dos asturianos que traficaban con explosivos le llevaron a tomar la decisión de traspasar la investigación a la Comandancia de Asturias. "Si los datos de los que disponíamos hubieran sido contrastados y consolidados y hubiéramos estado ante una banda organizada, hubiera entrado la UCO", destacó y añadió que, no obstante, lo aportado por el confidente eran "noticias referenciales, sin contrastar, con las que difícilmente se puede iniciar un procedimiento".
Destacó que la UCO sólo había concretado que había "dos individuos de Asturias" que "decían traficar con explosivos en Asturias" por lo que decidió, insistió, que las personas que debían continuar con la investigación eran los agentes de esa zona geográfica. "Ni siquiera ellos tuvieron después mucho éxito", destacó. Sin embargo, Zouhier no dijo eso exactamente. El confidente les informó, entre otras cosas, que traficaban con droga en el sur de España.
Hernando recordó, además, que la UCO no está especializada en terrorismo y dijo que una vez se decidió trasladar la investigación a la comandancia asturiana se envió una nota informativa en la que se detallaba que dos personas tenían capacidad de traficar con hasta 150 kilos de explosivos. Esta primera nota se amplió posteriormente a través de un correo electrónico, precisó. Concretó que no fue él el encargado directo de remitir la nota sino que lo hizo la Sección de Fuentes de la UCO, como suele ser habitual. "Tras la emisión de esa nota, la UCO no investigó más", destacó.
Hernando volvió a ratificarse y dijo que finalizaron las investigaciones, aunque reconoció que seguían manteniendo contactos con Rafa Zouhier. Les daba datos aunque sólo eran eso, datos.
El testigo admitió, a preguntas de los abogados de las acusaciones particulares, que la existencia de un "flujo de explosivos" supone un fallo en los controles. "Si hay un flujo de explosivos que se distraen del lugar en el que tienen que estar, claro que fallan los controles, pero no sé en que medida", reconoció Hernando.
En cuanto a la muestra de explosivo entregada por Zouhier a la UCO en febrero de 2003 Hernando puso de manifiesto que era de muy baja calidad y que su análisis arrojó que carecía de datos con los cuales pudieran ampliarse las pesquisas. Así conjeturó, continuando con sus dudas sobre la veracidad de las confidencias realizadas por el acusado, que alguien que dice tener 150 kilos "no entrega esa muestra, hubiera entregado más cantidad y de mayor calidad".
Señaló que la UCO nunca tuvo oportunidad de confirmar que Zouhier hubiera celebrado ninguna entrevista con Toro o Trashorras o que hubieran sido ellos los que le entregaron el fragmento de explosivo. Hernando se refirió también a la destrucción de esa pequeña parte de dinamita realizada, dijo, a recomendación de los Tedax, dado que se encontraba en mal estado y no aportaba nada. Indicó que en el momento no consideró que fuera necesario informar de la eliminación de esa muestra.
No era la dinamita del 11-M
El abogado defensor de Zouhier, Antonio Alberca, insistió durante la declaración en varias ocasiones en la consideración que como confidente se le confería a su defendido en la UCO. Así el letrado destacó que sus valoraciones aparecían marcadas con el distintivo A1, que suele indicar que el confidente aporta informaciones de calidad.
No obstante Hernando dijo que no se encontraba en disposición de asegurar que todo lo que dijo Zouhier "fuera verdad, ni lo contrario". A este respecto puso de manifiesto que la calificación del confidente es algo subjetivo que se indica como información de apoyo. A preguntas del fiscal jefe de la Audiencia Nacional Javier Zaragoza el testigo destacó que después de marzo de 2003, cuando el confidente habló de los explosivos asturianos, Zouhier no volvió a realizar referencia alguna al tráfico de dinamita.
El jefe de la UCO mencionó también los datos sobre Jamal Ahmidan, alias "El Chino" ofrecidos por el confidente después de los atentados del 11 de marzo de 2004. Destacó que las indicaciones del acusado "nunca determinaron con exactitud donde vivía". Hernando señaló que todas las informaciones sobre "El Chino" fueron trasmitidas a la unidad de la Guardia Civil encargada del terrorismo islamista, UCE2. "Esos datos no competían a la UCO", detalló.
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