jueves, 3 de mayo de 2007

Un miembro de Policía Científica declara que el carrete con fotos de la mochila de Vallecas "desapareció"





NO LE DEJARON FOTOGRAFIAR EL ARTEFACTO DESACTIVADO




El calendario del juicio por el 11-M se ha modificado esta semana y las sesiones han arrancado en jueves. La primera testigo ha sido Dolores Motos. Ha explicado que la Policía la llamó, no recuerda qué día, porque tenía que identificar un cadáver. En dependencias policiales nadie le habló de eso sino que le preguntaron "cuatro o cinco horas" si estaba implicada en los atentados. Posteriormente ha declarado el agente de la Policía Científica que fue al Parque Azorín a fotografiar la mochila de Vallecas. Al final se encargó de ellos un tedax y aunque él apreció los destellos del flash nunca vio esas fotos. Le llegaron a decir que "no existían". Del carrete ha dicho que "desapareció". También ha comparecido Rodolfo Ruiz, jefe de la comisaría en la que apareció la mochila y ahora condenado por el caso Bono.
Pequeños detalles, por Luis del Pino

(Libertad Digital)
Esta testigo, Dolores Motos, explicó ante el tribunal que cuando la Policía Científica le llamó se dirigió a Comisaría para declarar aunque no recordó qué día fue. En un principio le dijeron que tenía que acudir a las dependencias policiales porque iba a identificar un cadáver. No le extrañó porque tiene un familiar que vive en Alcalá de Henares y pensó que podía haber resultado afectado por las explosiones de los trenes. Sin embargo, cuando llegó a la comisaría los policías la metieron en una habitación y le preguntaron si estaba implicada en el 11-M. Ella dijo que no. Según contó, fueron muchos los policías que estuvieron con ella en la habitación, "venía uno, y luego otro...". Así estuvo "cuatro o cinco horas" sin que en ningún momento la Policía Científica le dijera si quería un abogado de oficio.
 
Todas las preguntas que le hicieron fueron sobre la existencia de un teléfono. En el juicio, esta testigo explicó que había comprado un móvil a su nieto por Reyes en el barrio de Usera y que cuando lo cargó no funcionaba. Volvió a la tienda al día siguiente y le dieron otro cargador. Tampoco funcionaba. Al día siguiente, por tercera vez, volvió al establecimiento y dejó allí el teléfono para que lo arreglaran. Después de 15 días seguía sin funcionar. En la tienda le dijeron que no le devolvían el dieron así que le cambiaron el móvil. Era del mismo modelo pero en vez del azul que había comprado, en esta ocasión era rojo. La tarjeta con la que activó ese aparato llevó al móvil de la mochila de Valelcas.
 
En este punto explicó que en ningún momento le enseñaron una serie de fotos para identificar a la persona que le había vendido los teléfonos. Preguntada si conoce a Emilio Suárez Trashorras o a cualquier otra persona relacionada con los atentados, la testigo repitió que no. Tampoco a una persona que se llama Begoña "con los mismos apellidos que la testigo" cuyo vehículo fue interceptado por su relación con la masacre.
 
Las "inexistentes" fotos de la mochila de Vallecas
 
Posteriormente declaró un testigo policial que explicó que está de baja por problemas cardíacos. Este miembro de la Policía Científica explicó que el día de los atentados adelantó su entrada en la Brigada. Primero fue a Ifema para colaborar en la identificación de cadáveres. Desde allí es comisionado en un par de ocasiones a varias estaciones: la de El Pozo, donde recoge restos humanos, y la de Atocha. Fotografía allí los restos y regresa con ellos a Ifema.
 
Durante la noche recibió instrucciones de ir al Parque Azorín porque había aparecido una mochila con explosivos en la comisaría de Vallecas. Según explicó al tribunal, le requieren "rápido para hacer el reportaje fotográfico". Este policía, explicó, pregunta si la mochila está desactivada o si se ha hecho un estudio previo. Le dicen que no saben cómo está. A continuación se dirige al comisario general de Seguridad Ciudadana, Santiago Cuadro, y le dice que ni él ni su compañero van a hacer fotos porque les da miedo que el flash provoque una explosión. Preparan entonces la cámara, una reflex 35mm tradicional, para que sea un tedax el que dispare. Tras alejarse él y su compañero vieron los destellos del flash y al poco el agente de desactivación les devuelve la cámara. Allí se quedan a la espera de que la mochila bomba sea desactivada. Lo que ven, según declaró, es una bolsa de basura oscura rota en un extremo. En ningún momento, especificó, vio una bolsa de deportes. Cuando se acercan para hacer las fotos al artefacto ya desactivado, alguien les dice que no lo hagan, que se vayan.

Fue entonces cuando el comisario general de Seguridad Ciudadana, Santiago Cuadro, le dice que le dé el carrete de la cámara para que el revelado sea más urgente". Según recordó, esta petición no le extrañó porque la máquina reveladora de su Brigada llevaba estropeada "mucho tiempo" y pensó que era lógico agilizar la labor lo más posible. Después de esto, matizó, "el carrete desaparece". Según explicó ha pergutnado en varias ocasiones a compañeros y le han dicho "que las fotografías no existían".

Un malentendido de la fiscal, que le preguntó molesta por las notas informativas elaboradas sobre esta circunstancia, provocó la intervención del presidente del tribunal. Gómez Bermúdez recordó a Olga Sánchez que el testigo estaba siendo correcto con ella. La fiscal había entendido previamente que se dirigió a ella como "hombre". Lo que le había dicho era "perdone", porque no le había entendido.  
 
El comisario de Vallecas condenado por el caso Bono
 
Después de este miembro de la Policía Científica prestó declaración el comisario de Puente de Vallecas, donde apareció la mochila. Aunque no fue identificado, se trata de Rodolfo Ruiz. Apuntó que "jamás" vio la bomba y que le avisaron cuando ya había sido conducida al Parque Azorín para su desactivación.
 
Relató que la decisión de transportar los objetos a comisaría se tomó tras observar que se amontonaban en los andenes de las estaciones donde se habían producido las explosiones. En un inicio se decidió, a causa de su cercanía, trasladarlas a Villa de Vallecas pero, cuando se estaban transportando, se recibió una circular, no especificó de quién, indicando que las bolsas con efectos se estaban centralizando en IFEMA. Por la tarde, recordó el comisario, la juez de guardia dispuso que los objetos se llevaran a Puente de Vallecas.
 
Zougam desayunó en su casa y con su madre el 11-M

A continuación pasó a declarar Aicha Achab, madre de Jamal Zougam. A preguntas de la defensa de su hijo señaló que el día anterior a los atentados, Zougam llegó a la misma hora de siempre a casa, sobre las 11, 11:30 de la noche ya que iba siempre al gimnasio aunque aclaró que ese día lo hizo algo más pronto ya que había decidido cerrar un poco antes el locutorio de Lavapiés. Esa noche –relató– su hijo durmió en casa y el día 11 se despertó y estuvieron viendo la televisión juntos. Después llamó a su hermano para preguntarle sobre la situación del tráfico y a las 11 de la mañana se fue al trabajo. Antes de terminar, negó que Jamal fuera seguidor de alguna corriente violenta del islamismo.

Por su parte, Daylena Cuayo, una de las últimas novias de Rafa Zouhier, señaló que está ligada sentimentalmente con el acusado desde 2003 y que salía habitualmente con él por las noches por lo que conoció a muchos de sus amigos. Su declaración se centró en especial en la reunión que mantuvo con Mario Gascón, un confidente policial y portero de discotecas que en su momento intentó que Zouhier se fuera de España. Dijo que le citó en una cafetería Puerta del Sol y que a la reunión se presentó con una ex novia de Zouhier. Daylena dijo que ambos estaban muy enojados con su novio –lo llamaron "Chivato"– y que, en especial la mujer, querían que Rafa se quedara en prisión por lo que le pidieron que hablara mal de él. Finalmente negó haber dicho que Zouhier había recibido dinero de El Mundo
 




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