Las defensas de los supuestos ideólogos del 11-M Hassan El Haski y Youssef Belhadj han planteado hoy, en la quincuagésima quinta jornada del juicio del 11-M, las mismas conclusiones definitivas, que ya se han escuchado en días anteriores por el resto de los abogados defensores: no hay ninguna prueba para inculpar a sus patrocinados y no ha quedado acreditado que tuvieran alguna implicación en la preparación e ideación de los atentados de Madrid.
Tanto el abogado de la defensa de El Haski, José Luis Borraz, como la de Belhadj, Francisco Andújar, acusados para los que el fiscal pide 38.962 años de cárcel, coincidieron ayer en que la acusación es un invento de la policía, la Fiscalía y el juez instructor por lo que reclamaron su absolución y el segundo de ellos dijo que la conexión entre su cliente y los otros dos presuntos ideólogos sigue siendo "un misterio", ya que "alguien tendría que haber demostrado que estuvieron en el mismo sitio y al mismo tiempo" y no se ha hecho.
Andujar se preguntó si su defendido y los otros dos supuestos ideólogos del 11-M, El Sayed, "Mohamed El Egipcio" y El Haski estarían acusados en este proceso si en el banquillo de los procesados estuvieran sentados los siete suicidas de Leganés, los cuatro huidos y las personas a las que corresponden los siete perfiles genéticos anónimos que se hallaron en Leganés.
La Fiscalía considera a Belhadj el portavoz de Al Qaeda en Europa, conocido como "Abu Dujana El Afgani", en cuyo nombre se reivindicaron los ataques a los trenes, a lo que el letrado defensor argumentó que, de las declaraciones de los agentes que han intervenido en el juicio se puede concluir la posibilidad de que "El Chino", fuera Abu Dujana, ya que en las distintas grabaciones en las que se reivindicaba el 11-M en su nombre no aparecía Ahmidan, salvo la encontrada entre los escombros del piso de Leganés, donde es este último quién aparece en calidad de jefe.
El abogado comparó el proceso con “una casa de apuestas”, en el que la Fiscalía y el resto de los acusadores habrían sentado en el banquillo a 28 de los 116 imputados en el sumario, de forma aleatoria, para ver si así acertaban a condenar a alguno de los culpables, para, a continuación afirmar que “las acusaciones se han visto en la obligación de internacionalizar el proceso con la imputación de supuestos líderes europeos de Al Qaeda para dar categoría al juicio y justificar los tres años de investigación”.
También recordó que uno de los agentes que han declarado durante el juicio se inclinó por la posibilidad de que el suicida Jamal Ahmidan "El Chino" fuera Abu Dujana, ya que en las distintas grabaciones en las que se reivindicaba el 11-M en su nombre no aparecía "El Chino", salvo la encontrada entre los escombros del piso de Leganés, donde es Jamal Ahmidan quién aparece en calidad de jefe.
Para defenderse de esa acusación, Andújar se refirió a la declaración que prestó ante la Policía su sobrino, el también acusado Mohamed Moussaten, en la que aseguró que a su tío "le parecía poco" lo que había pasado en Madrid, y destacó que en ese interrogatorio "se rebasaron los límites de la legalidad" para que el joven implicara a su cliente.
Cuestionó la labor de las fuerzas de seguridad y mantuvo que la relación de su cliente con el supuesto autor material Abdelmajid Bouchar y el huido Mohamed Afalah "se ha engordado", pues "como no había nada, no había más remedio que engordarla", y recordó que en los diferentes escenarios de los atentados (finca de Chinchón, piso de Leganés, etc.) no han aparecido huellas de Belhadj.
Explicó que Belhadj viajó tres veces desde Bélgica, donde fue detenido el 1 de febrero de 2005, a España: en 2000 para visitar a su hermana enferma en el hospital; en 2002 al conocer a través de sus familiares residentes en España que el Gobierno había abierto un proceso de regularización de inmigrantes y regresó en 2004 para solicitar la residencia pues su cuñado le consiguió un contrato.
Pertenencia controvertida
El abogado defensor de El Haski, José Luis Borraz, negaba hoy que su cliente perteneciera al Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), del que la Fiscalía le considera líder en España, y que tuviera alguna implicación en la preparación de los atentados de Madrid.
Aseguró que no ha habido ninguna prueba de que su cliente fuera del GICM, y destacó que hasta uno de los agentes que elaboró el informe en el que se basa la acusación dijo en la vista que "su pertenencia era controvertida".
El letrado manifestó que su defendido "apenas ha tenido presencia en este juicio" y confió en que este hecho redunde en su beneficio. Puso también de manifiesto que el interrogatorio practicado a los procesados "no proporcionó prueba de cargo alguna y ni siquiera el menor indicio".
Se refirió también al silencio de su defendido a las preguntas efectuadas por el resto de partes y lo achacó a que El Haski no ha tenido "un conocimiento pormenorizado de los hechos que se le imputan". Dijo que tomó nota "de todas y cada una" de las preguntas que querían efectuarles tanto las acusaciones como las defensas para formulárselas posteriormente él mismo y señaló que aquellas cuestiones que finalmente fueron objeto de traslado "no tenían relación con los hechos".
Dijo que El Haski, del que manifestó que nunca ha estado en Madrid apenas ha tenido presencia en el juicio, porque no conocía a ninguno de los más de cien imputados que ha habido en este proceso, ni tampoco a los siete suicidas de Leganés, lo que, a su juicio, lleva a descartar el delito de pertenencia a organización terrorista del que le acusa el fiscal.
Borraz se refirió a las manifestaciones de los presos islamistas en Francia Attila Turk, Bachir Ghoumid y Youssef M'Saad -encarcelados por su relación con el GICM- que implican a su patrocinado con el 11-M y sobre las que, destacó, se ha basado su acusación, y en concreto, recordó que el primero de ellos no reconoció en la vista las declaraciones que prestó ante la Policía.
Ante las fuerzas de seguridad, Turk dijo que El Haski "estaba muy nervioso y preocupado" antes de los atentados de Madrid, aunque el letrado destacó que prestó once declaraciones y que en ellas no implicó a su defendido en la ideación y preparación del 11-M y apuntó que esa idea surge a raíz de las traducciones que se hacen.
Además subrayó que Turk, quien reconoció que alojó a El Haski en marzo de 2004 sin precisar si antes o después del 11-M , declaró "en condiciones próximas a la tortura" y, por lo tanto, esas declaraciones están "viciadas en origen" y no se pueden admitir como prueba de cargo contra su cliente, y recalcó que lo válido es lo manifestado el pasado 22 de mayo ante el tribunal que juzga el 11-M.
Explicó que ese nerviosismo y preocupación a los que se refería Turk eran consecuencia de que su patrocinado no tenía donde alojarse en Francia.
Sobre Ghoumid, que se negó a declarar en el juicio, el letrado indicó que era amigo de la infancia y que a través de él conoció a Turk, lo que, en su opinión, no implica que El Haski pertenezca a ninguna organización terrorista.
El abogado indicó que el interrogatorio de los procesados no es prueba de cargo alguna contra El Haski y dijo que considerar que el silencio que mantuvo su patrocinado en el juicio -sólo accedió a contestar a las preguntas de Borraz- tiene efectos incriminatorios sería contrario a la presunción de inocencia.
Desconocía la trama
Ricardo López Sánchez, defensor de Nasreddine Bousbaa, aseguró hoy que su cliente nunca manipuló los tres pasaportes que el suicida Jamal Ahmidan, "El Chino", le entregó para que los falsificara y añadió que su patrocinado nuca supo que "estaba tratando con un integrista radical".
El letrado, que pedía la absolución de Bousbaa, para el que la Fiscalía pide 13 años de cárcel por colaboración con organización terrorista y falsificación de documentos oficiales, lo calificó "cariñosamente" como un "auténtico convidado de piedra" pues, dijo, nadie le ha nombrado en este juicio.
Explicó que Bousbaa conoció a "El Chino" a mediados de enero de 2004 a través de una tercera persona y dijo que quedó con él porque quería que examinase unos pasaportes pero destacó que estaban en mal estado para falsificarlos, tras lo que se los llevó a casa "a la espera de que le llamase Jamal para la devolución", lo que, según el letrado, hizo dos o tres días antes del 11-M.
"Se los devolvió sin manipular", recalcó López Sánchez, que añadió que en los dos registros que se practicaron en el domicilio de su cliente no se hallaron ni sellos, ni fotografías, ni pegamentos, ni máquinas plastificadoras, así como "ninguna documentación que vinculase a Bousbaa con movimientos integristas".
El abogado criticó la actuación del Ministerio Fiscal en la segunda declaración que Bousbaa prestó en el juzgado, pues, tras reconocer su cliente que en 1999 falsificó algún documento para ganarse la vida, la fiscal Olga Sánchez le preguntó "sibilinamente" que instrumentos tenía para falsificar, y éste, que habla español pero no usa bien los tiempos verbales, contestó en presente pero refiriéndose a la época en que falsificaba algún documento.
"Es un error interpretativo en cuanto tiempo pasado y presente", sostuvo el letrado, que apuntó que Bousbaa tiene regularizada su situación, lleva una vida normal y nunca ha tenido ningún problema.
Manifestó también que cuando su cliente conoció a “El Chino”, lo calificó de "polidelincuente" y del que dijo que Bousbaa lo vio en tres ocasiones, "no podía sospechar de que sería un futuro terrorista".
Además, indicó que cuando el suicida le preguntó por falsificaciones su patrocinado pensó que se dedicaba al trapicheo de drogas o a traer personas de Marruecos a España que cruzaban el Estrecho de Gibraltar.
Una triste infancia
La abogada de Antonio Iván Reís Palacio "Jimmi", María del Mar Ramos, ha afirmado hoy que nadie "en esta sala puede afirmar" que el contenido de la mochila que trasladó su cliente a Madrid el 9 de enero de 2004 pudiera ser explosivo y no hachís en mal estado, como declaró Reís en el juicio.
Esta letrada sostuvo que su patrocinado "pensaba que trasladaba hachís en esa mochila que estaba cerrada con un candado" y que, a día de hoy, todavía ninguna prueba ha acreditado que transportara otra cosa.
Recordó que Iván sintió un "dolor inmenso ante los atentados del 11-M", y que se vio implicado en unos hechos que le provocan una profunda repulsa por ese único traslado de una mochila, pero dijo que "nunca ha sabido nada de una trama asturiana de explosivos".
Ramos relató que Iván Reís, para quién el fiscal pide cuatro años de cárcel por tráfico de explosivos y asociación ilícita, sólo tuvo una actuación puntual ese día 9 de enero, y no participó en ninguna de las actividades ilícitas de los acusados Antonio Toro y Emilio Suárez Trashorras.
La letrada pidió la libre absolución de su cliente y, en todo caso, la aplicación de la eximente completa de miedo insuperable, ya que aseguró que Iván Reís fue amenazado por Antonio Toro (al que conoció porque trabajaban en la misma empresa y con quién tenía una deuda de hachís), para que realizara ese viaje que en un principio se negó a efectuar. Además, “El Chino” casi le pegó porque no entregó una cantidad de dinero.
Además. Señaló que Gabriel Montoya Vidal, que ha constituido un pilar básico de la acusación, en juicio ha declarado que no ha tenido ningún trato con “Jimmi" y que sólo sabía que vivía en un barrio de Avilés y que pensaba que bajaba hachís
Comentó muchos detalles de la personalidad de su cliente, como datos a tener en cuenta para aplicar esa eximente y demostrar que "actuó movido por el miedo".
Así, dijo que Iván Reís es un "joven sin cultura, sin estudios, criado en Oviedo sin figura paterna, quien le abandonó a los siete años", y que trasladó esa mochila "movido por el miedo de un mal inminente contra su vida".
El juicio se reanudará mañana a las 10.00 horas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario