El abogado de Bouchar dice que éste nunca estuvo en el piso de Leganés
El abogado defensor de Abdelmajid Bouchar ha defendido que su cliente nunca estuvo en Leganés y que, en todo caso, "se marchó mucho antes" de la explosión por lo que no se le puede atribuir ningún tipo de responsabilidad en estos hechos. Ha destacado que ningún testigo reconoció a Bouchar en los trenes, pese a lo cual la Fiscalía lo considera autor material de los atentados. Y ha puesto de manifiesto la multitud de contradicciones que existen en las declaraciones policiales.
(Libertad Digital) El último en declarar en la sesión de este miércoles ha sido el abogado de Abdelmajid Bouchar, considerado autor material de los atentados. Según la Fiscalía, huyó de la casa de Leganés al detectar la presencia de la Policía. El Ministerio Público pide un total de 38.950 años de cárcel para este acusado al que considera responsable de los delitos de pertenencia a banda armada, 191 asesinatos terroristas, 1.841 en grado de tentativa y cuatro estragos terroristas.
Su letrado, Juan Jesús Yeves, dijo esta tarde que su cliente "nunca estuvo" en la casa de la calle Carmen Martín Gaite de Leganés y añadió que, en todo caso, "se marchó mucho antes de que ocurrieran las inmolaciones". Indicó que "no es delito ser árabe" y destacó que no existe ninguna prueba concluyente de autoría de la masacre. El letrado negó cualquier implicación de Bouchar en los acontecimientos de Leganés y se preguntó cómo es posible que tomara parte si no se encontraba allí en el momento en que se produjeron, por lo cual no pudo tomar ninguna decisión sobre la explosión.
Destacó que ninguno de los testigos presenciales, que se encontraban en los trenes en el momento de los atentados, ha realizado un reconocimiento concluyente de su patrocinado. Así, destacó que la única persona que dijo verle admitió que le confundía con Jamal Zougam, con el que tiene un cierto parecido físico. Puso también de manifiesto que no se ha detectado ADN de Bouchar ni en la furgoneta Renault Kangoo, ni en las ropas abandonadas en Vicálvaro.
En cuanto a la identificación realizada por un funcionario policial que le siguió en su supuesta huída de Leganés, el abogado señaló que el agente no reconoció a su representado días después de los hechos en un reconocimiento fotográfico y añadió que tampoco le identificó en una rueda celebrada tiempo después. "Dos años más tarde y en declaraciones a esta sala dice que era él", señaló y agregó: "¿Cómo es posible que cuando le perseguía no lo reconozca ni en fotografía y dos años después lo haga sin ninguna duda?".
También destacó que a la bolsa de basura, que presuntamente depositó Bouchar a la salida del piso, se le "han atribuido varios colores azul, gris, negro". Añadió que "se ha dicho que quien bajó la bolsa no llevaba guantes, sin embargo no se han encontrado las huellas de Bouchar en la misma. La bolsa contenía un hueso de dátil, sin embargo no se practicó análisis de ADN alguno hasta 2005, después de ser detenido Bouchar en Servia".
Y ha manifestado que resulta sorprendente que en dicha bolsa de basura no se hallaran huellas o restos de ADN de alguno de los supuestos suicidas que se encontraban en ese momento en el piso. "¿No había más restos en la bolsa que ese racimo de dátiles?", ha cuestionado el letrado.
"¿Por qué en el desescombro de Leganés no se encuentra ropa de Bouchar, o huellas en las paredes?–se ha preguntado el abogado– Porque nunca estuvo allí". Y ha recordado que "después de 700 testigos, sólo 7 se refieren a Bouchar y de ellos dos son su padre y su hermano. Los 5 que quedan no son fiables según la Fiscalía".
El letrado sugirió que fue la necesidad de detener a alguna persona de origen árabe después de la explosión de Leganés, la que llevó a la detención de su cliente ya que era necesario implicar a alguien. "En este juicio hemos asistido a la celebración de la ceremonia de la acusación. No es delito ser árabe".
La inmadurez de Carmen Toro prueba su inocencia, según su abogada
Con anterioridad había leído su informe la abogada de Carmen Toro, Mónica Peña quien aseguró que su representada no tenía la madurez suficiente en 2004 como para haber intervenido de alguna forma en la planificación de una operación de tráfico de explosivos. La letrada recordó que entonces Carmen Toro tenía poco más de 20 años y era "notablemente inmadura". "Está acusada única y exclusivamente por ser en su día la mujer de José Emilio Suárez Trashorras", destacó.
Peña describió a su defendida como una persona "muy nerviosa e insegura" que "no tiene facilidad de palabra e incluso pierde el habla bajo presión", "deja la toma de decisiones en manos de los demás" y se encuentra "muy apegada a su madre". Destacó que éste fue uno de los motivos por los que, "en contra de su consejo", su defendida decidió no contestar las preguntas del resto de partes durante su declaración. Dijo también que ha detectado a lo largo del proceso un "especial ensañamiento" hacia su cliente.
La abogada destacó que Carmen ni siquiera imaginaba las actividades de su marido, José Emilio Suárez Trashorras, durante el tiempo en que estuvo casada con él. Puso de manifiesto que ha sido recientemente cuando ha descubierto que el asturiano solía frecuentar "lugares de ocio que ella no hubiera aprobado", en referencia a las declaraciones de testigos que le han situado en clubes de alterne.
En cuanto a la existencia de llamadas efectuadas desde un teléfono móvil a varios de los procesados, principalmente a aquellos relacionados con la trama asturiana, Peña subrayó que el aparato era "de tipo familiar" y que tanto Toro como Suárez Trashorras lo usaban de forma indistinta. Por ello apuntó a su ex marido como el autor de las comunicaciones con otros acusados como Sergio Álvarez, Emilio Llano o Iván Granados.
En este sentido destacó que durante la vista oral y a través de las declaraciones de los acusados ha quedado claro que todos ellos "nunca han mantenido contacto con ella" y "la mayoría ni siquiera la conocen". Atribuyó, además, la aparición de los teléfonos de estas personas en su agenda a que pasó los números apuntados por su marido a limpio, desconociendo a quien pertenecían.
Por ello consideró que resulta imposible que Carmen Toro contactara con Jamal Ahmidan, "El Chino", ya que no lo hizo con los anteriores y sólo lo había visto una vez. Destacó que no podía mantener "una relación de iguales" con "El Chino" debido al radicalismo de este.
Reunión en el McDonalds
La abogada defendió que su cliente se mantuvo en todo momento aparte en la reunión celebrada en el McDonalds de Carabanchel en el que supuestamente se concretó el tráfico de explosivos. Recordó que ella aseguró que se sentó en una mesa separada desde la que era imposible escuchar la conversación, versión que ha sido corroborada por un testigo que también estuvo presente y comió con ella.
Carmen Toro, especificó Peña, nunca ha mentido sobre los lugares que visitó en compañía de Suárez Trashorras, y reconoció por ello haber visitado en su compañía la finca de Morata de Tajuña, donde según la Fiscalía se prepararon los explosivos. Fue esta la única ocasión, dijo la letrada, en la que mantuvo un contacto con Ahmidan que "la toleró porque no tuvo más remedio pero dejó patente su desagrado hacia ella", desencadenando una discusión.
"Cariño déjame al margen"
Peña se refirió además a la frase pronunciada por su cliente y revelada durante el juicio por uno de los policías que le interrogó en Avilés tras la comisión de los atentados. Según su testimonio, la acusada dijo entonces a Suárez Trashorras: "Cariño, di lo que tengas que decir pero a mi déjam al margen".
En opinión de la abogada la frase fue "sacada de contexto" y emplea por la prensa dado que quedaba "bien en los titulares". Dijo que la expresión está vacía de contenido y se presta a multitud de interpretaciones pero sólo demuestra "la candidez" de su cliente, que "tenía la conciencia tranquila" y dijo estas palabras "frente a los policías con total tranquilidad". Según aseguró, Carmen únicamente quiso decir entonces a se ex marido que contara lo que quisiera sobre sus actividades pero dejara claro que ella no tenía nada que ver con sus negocios.
La Guardia Civil toleró irregularidades en las minas
También expuso este miércoles su informe de conclusiones definitivas la abogada del vigilante de Mina Conchita Emilio Llano, Pilar Gómez, que pidió su libre absolución por falta de pruebas. La letrada recordó que Emilio Llano siguió con "el mismo sistema" que el anterior encargado. Sus superiores nunca le indicaron que cambiara esta manera de trabajar, destacó la letrada, que agregó que la Guardia Civil había percibido irregularidades en la gestión de la mina pero que lo toleró como sucedía en todas las explotaciones asturianas.
Emilio Llano, responsable del control de Mina Conchita, está acusado del delito de sumistro de explosivos, por el que la Fiscalía solicita en su caso 5 años de prisión.
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