JUICIO POR UNA MASACRE / Las conclusiones de las defensas / Día 53
La Guardia Civil «empujó» a Zouhier a la trama asturiana y «escondió su propia responsabiliad»
MANUEL MARRACO
Después del ex minero Trashorras, ayer fue el turno del también confidente Rafá Zouhier para arremeter contra unas Fuerzas de Seguridad que le metieron en el núcleo de la trama terrorista y allí le dejaron cuando llegaron los atentados. La diana de su abogado, Antonio Alberca, fue ayer la Guardia Civil
MADRID.- Rafá Zouhier fue «empujado» por la Guardia Civil para relacionarse con la trama asturiana y luego presentado como culpable con «pruebas falsas» para «tapar la responsabilidad» del Instituto Armado, que no evitó el atentado cuando tenía información suficiente para ello.
Ése fue el tormentoso itinerario del confidente marroquí descrito ayer por su abogado, Antonio Alberca, que pidió al tribunal la absolución de su cliente o, como mínimo, que se le aplique la atenuante de haber colaborado con las Fuerzas de Seguridad. «Él ha cumplido. Ha sido un leal colaborador», dijo.
Esa frase rotunda llegó al final de su intervención, que se había iniciado dos horas antes sumando el nombre de Zouhier a lista de damnificados por el «da igual» de una fiscal que no sabe aún qué estalló. «Hoy en día no se sabe lo que ha explotado. Algunos peritos dicen que Titadyn. Pero dejémoslo incluso en empate. No se puede condenar por eso. A mi cliente se le está acusando por un explosivo determinado. ¿Cómo me dicen ahora que no importa?».
El propio letrado deshizo inmediatamente su propio empate. «Sólo una muestra válida. Sólo una muestra puede decirnos lo que explotó. Y explotó Titadyn».
Siguiendo de nuevo el camino del también confidente Trashorras, el abogado de Zouhier intentó sacudirse de encima la fatídica figura del colaborador necesario, que a ojos del Código Penal supone autor de los atentados. Hace unos días, la Fiscalía cumplió la amenaza lanzada durante la instrucción. Ha pasado de tenerle como simple colaborador a describirle como una figura «imprescindible» para que Trashorras y El Chino contactaran.
Por el contrario, Zouhier defiende que no fue él quien puso en contacto Asturias con Madrid. En la instrucción han surgido, dijo, varios candidatos a ejercer ese papel de presentador oficial. «Rafá sobra en esa relación».
Tampoco Zouhier era necesario para que los islamistas supieran que Toro y Trashorras vendían explosivos. «El Chino podía saberlo por mil vías, porque esta gente lo iba predicando», dijo Alberca, que recordó las confidencias, entre otros, de Nayo y Lavandera. «Por estadística, cuántos más habrá que lo sabían y no lo denunciaron».
«Fabulador y mentiroso»
La reunión en McDonald's de Carabanchel en la que supuestamente se negoció la venta de explosivos también tuvo su apartado. «Zouhier acude sólo para proteger a Trashorras porque le van a partir la cara porque no paga el hachís. Y se habla exclusivamente de hachís. Así lo han dicho todos menos Trashorras». El ex minero sí dijo que le pidieron explosivos, pero a él no hay que creerle porque, en palabras de los psiquiatras, es «un fabulador y fantasioso».
Su ímpetu en desacreditar las palabras de Trashorras casi le llevan a implicar a Zouhier en un robo a una joyería por el que aún no ha sido juzgado, lo que dejó a Zouhier con una sonrisa torcida.
El acusado se comportó ayer como no lo ha hecho durante el juicio. El presidente del tribunal ni siquiera tuvo que llamarle la atención. Muy serio y de brazos cruzados, escuchó a su abogado insistir en que, «si en el McDonald's se hubiera hablado de explosivos, habría avisado». «En cuanto ha dispuesto de información se la ha transmitido en tiempo real a sus controladores» de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
La unidad dirigida por el coronel Félix Hernando -«que está en la misma situación procesal que Zouhier», dijo en referencia al caso maletines- está en el origen y el final de la relación entre el marroquí y el 11-M. «La UCO le empuja a que tenga relación con esta gente. Él dijo todo lo que sabía, incluso entregó una muestra del explosivo. ¿Qué más tenía que saber Rafá? Sólo es un confidente, no un mentalista o un adivino». Aunque lo hubiera sabido, el abogado lo dio por inútil: «¿De qué hubiera servido otro aviso más de Rafá? De nada. Había múltiples avisos de todo el mundo y no hicieron nada».
Precisamente para tapar su propia responsabilidad, las Fuerzas de Seguridad «han tratado de fabricar pruebas para implicarle y enterrarle en miles de años de cárcel».
Por ejemplo con las periciales telefónicas. Y citó una que llegó al sumario poco antes del auto de procesamiento. Al final, dijo, el teléfono que había contactado con El Chino no era el de Zouhier. «Fue prueba fabricada, hecha a medida para condenar a Rafá».
«En este proceso hace falta ser superinocente, porque inocente no basta», dijo en referencia a la expresión con la que Zouhier se estrenó ante el tribunal.
El abogado también apeló a la lógica para exonerar al marroquí. «Si hubiera tenido la más mínima participación, no tendría lógica que avisara. Es que parece que Rafá Zouhier es también un esquizofrénico [como alega Trashorras]. Primero se entera de que Toro y Trashorras trafican con explosivos y los denuncia. Luego trafica con ellos. Facilita un atentado y luego va y lo denuncia. ¿Para que le pillen?», se preguntó. «Si él hubiera tenido cualquier conocimiento hubiera salido corriendo, no hubiera dicho que era Jamal Ahmidan. Habría dicho 'no sé, yo lo que he oído en Lavapiés es que ha sido Mohamed Mohamed Mohamed'».
Alberca no dejó asomar ni un atisbo de duda sobre la inocencia de su cliente. «Gracias a gente como Zouhier podemos dormir tranquilos. No es Zouhier el que tiene una deuda con la sociedad. Es la sociedad la que tiene una deuda con Zouhier», concluyó.
La Guardia Civil «empujó» a Zouhier a la trama asturiana y «escondió su propia responsabiliad»
MANUEL MARRACO
Después del ex minero Trashorras, ayer fue el turno del también confidente Rafá Zouhier para arremeter contra unas Fuerzas de Seguridad que le metieron en el núcleo de la trama terrorista y allí le dejaron cuando llegaron los atentados. La diana de su abogado, Antonio Alberca, fue ayer la Guardia Civil
MADRID.- Rafá Zouhier fue «empujado» por la Guardia Civil para relacionarse con la trama asturiana y luego presentado como culpable con «pruebas falsas» para «tapar la responsabilidad» del Instituto Armado, que no evitó el atentado cuando tenía información suficiente para ello.
Ése fue el tormentoso itinerario del confidente marroquí descrito ayer por su abogado, Antonio Alberca, que pidió al tribunal la absolución de su cliente o, como mínimo, que se le aplique la atenuante de haber colaborado con las Fuerzas de Seguridad. «Él ha cumplido. Ha sido un leal colaborador», dijo.
Esa frase rotunda llegó al final de su intervención, que se había iniciado dos horas antes sumando el nombre de Zouhier a lista de damnificados por el «da igual» de una fiscal que no sabe aún qué estalló. «Hoy en día no se sabe lo que ha explotado. Algunos peritos dicen que Titadyn. Pero dejémoslo incluso en empate. No se puede condenar por eso. A mi cliente se le está acusando por un explosivo determinado. ¿Cómo me dicen ahora que no importa?».
El propio letrado deshizo inmediatamente su propio empate. «Sólo una muestra válida. Sólo una muestra puede decirnos lo que explotó. Y explotó Titadyn».
Siguiendo de nuevo el camino del también confidente Trashorras, el abogado de Zouhier intentó sacudirse de encima la fatídica figura del colaborador necesario, que a ojos del Código Penal supone autor de los atentados. Hace unos días, la Fiscalía cumplió la amenaza lanzada durante la instrucción. Ha pasado de tenerle como simple colaborador a describirle como una figura «imprescindible» para que Trashorras y El Chino contactaran.
Por el contrario, Zouhier defiende que no fue él quien puso en contacto Asturias con Madrid. En la instrucción han surgido, dijo, varios candidatos a ejercer ese papel de presentador oficial. «Rafá sobra en esa relación».
Tampoco Zouhier era necesario para que los islamistas supieran que Toro y Trashorras vendían explosivos. «El Chino podía saberlo por mil vías, porque esta gente lo iba predicando», dijo Alberca, que recordó las confidencias, entre otros, de Nayo y Lavandera. «Por estadística, cuántos más habrá que lo sabían y no lo denunciaron».
«Fabulador y mentiroso»
La reunión en McDonald's de Carabanchel en la que supuestamente se negoció la venta de explosivos también tuvo su apartado. «Zouhier acude sólo para proteger a Trashorras porque le van a partir la cara porque no paga el hachís. Y se habla exclusivamente de hachís. Así lo han dicho todos menos Trashorras». El ex minero sí dijo que le pidieron explosivos, pero a él no hay que creerle porque, en palabras de los psiquiatras, es «un fabulador y fantasioso».
Su ímpetu en desacreditar las palabras de Trashorras casi le llevan a implicar a Zouhier en un robo a una joyería por el que aún no ha sido juzgado, lo que dejó a Zouhier con una sonrisa torcida.
El acusado se comportó ayer como no lo ha hecho durante el juicio. El presidente del tribunal ni siquiera tuvo que llamarle la atención. Muy serio y de brazos cruzados, escuchó a su abogado insistir en que, «si en el McDonald's se hubiera hablado de explosivos, habría avisado». «En cuanto ha dispuesto de información se la ha transmitido en tiempo real a sus controladores» de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
La unidad dirigida por el coronel Félix Hernando -«que está en la misma situación procesal que Zouhier», dijo en referencia al caso maletines- está en el origen y el final de la relación entre el marroquí y el 11-M. «La UCO le empuja a que tenga relación con esta gente. Él dijo todo lo que sabía, incluso entregó una muestra del explosivo. ¿Qué más tenía que saber Rafá? Sólo es un confidente, no un mentalista o un adivino». Aunque lo hubiera sabido, el abogado lo dio por inútil: «¿De qué hubiera servido otro aviso más de Rafá? De nada. Había múltiples avisos de todo el mundo y no hicieron nada».
Precisamente para tapar su propia responsabilidad, las Fuerzas de Seguridad «han tratado de fabricar pruebas para implicarle y enterrarle en miles de años de cárcel».
Por ejemplo con las periciales telefónicas. Y citó una que llegó al sumario poco antes del auto de procesamiento. Al final, dijo, el teléfono que había contactado con El Chino no era el de Zouhier. «Fue prueba fabricada, hecha a medida para condenar a Rafá».
«En este proceso hace falta ser superinocente, porque inocente no basta», dijo en referencia a la expresión con la que Zouhier se estrenó ante el tribunal.
El abogado también apeló a la lógica para exonerar al marroquí. «Si hubiera tenido la más mínima participación, no tendría lógica que avisara. Es que parece que Rafá Zouhier es también un esquizofrénico [como alega Trashorras]. Primero se entera de que Toro y Trashorras trafican con explosivos y los denuncia. Luego trafica con ellos. Facilita un atentado y luego va y lo denuncia. ¿Para que le pillen?», se preguntó. «Si él hubiera tenido cualquier conocimiento hubiera salido corriendo, no hubiera dicho que era Jamal Ahmidan. Habría dicho 'no sé, yo lo que he oído en Lavapiés es que ha sido Mohamed Mohamed Mohamed'».
Alberca no dejó asomar ni un atisbo de duda sobre la inocencia de su cliente. «Gracias a gente como Zouhier podemos dormir tranquilos. No es Zouhier el que tiene una deuda con la sociedad. Es la sociedad la que tiene una deuda con Zouhier», concluyó.
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