sábado, 23 de junio de 2007

Encantador de serpientes, dicen




ASI LO CUENTAN
 
Encantador de serpientes, dicen
 
VICTOR DE LA SERNA

Gerardo Turiel, el abogado de Emilio Suárez Trashorras, se lamentaba en la sesión del jueves del prolongadísimo secreto del sumario y de la imposibilidad que han tenido los abogados de conocerlo hasta poco antes del juicio del 11-M. Victoria Prego, en EL MUNDO, está de acuerdo: «Lamentablemente, ese afán de mantener a los abogados al margen de la instrucción, esa decisión de que nadie salvo la Fiscalía supiera por dónde estaba discurriendo la investigación judicial, es la causa directísima de que, tres años después (...), ya sea demasiado tarde para que se pueda aportar para su análisis ningún vestigio que cuente con las garantías exigibles de que no ha sido manipulado». Prego agrega: «Lo que sostenía era tan sencillo de entender como decisivo para la causa: que los nombres y apellidos de esa dinamita son clave para calificar el delito que hayan podido cometer los acusados».
En EL MUNDO se resalta la noticia adelantada por Turiel: la dinamita con la que hace 10 meses traficaba una mafia policial en Madrid («dos de cuyos miembros prestaban servicio el 11-M en la comisaría de Puente de Vallecas», apunta Luis del Pino) tenía los mismos registros que los de Mina Conchita, pero según el ubicuo juez Del Olmo, «pudo sustraerse, bien en la zona de Colmenar Viejo (Madrid), bien en la zona de Villacastín (Segovia), bien en la provincia de Barcelona». ¿Y Trashorras, en todo esto?

Si Turiel aceptó la posibilidad de una pena menor para Trashorras, por tráfico, sí que solicitó su libre absolución por esa incógnita del tipo de explosivo. Curiosamente, en 'ABC' se niega que pidiese la absolución y se pasa de puntillas sobre la denuncia de la falta de una prueba fundamental.

'El País' va más allá. No es que deje a Turiel a los pies de los caballos; es que queda literalmente pisoteado. De la crónica de José Yoldi y Jorge A. Rodríguez: «Realizó un informe efectista en el que trufó mentiras con medias verdades». «Estilo seductor, de auténtico encantador de serpientes». De la de Pablo Ordaz: «Hay abogados, y Turiel es tal vez el mejor ejemplo, que sintonizan a la perfección con sus clientes. Otros casos son los de Endika Zulueta con El Egipcio y Antonio Alberca con el propio Zouhier». «Encandila a sus colegas cuando habla y a su cliente cuando le atiza a la fiscal, pero naufraga cuando de lo general desciende a lo particular». Y Ernesto Ekaizer: «Trashorras ha demostrado que maneja muy bien las coartadas y argumentos, a menos que se pretenda que en realidad el letrado ha actuado todo este tiempo de ventrílocuo, y su cliente, de muñeco».


 

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