JUICIO POR UNA MASACRE / Las conclusiones de la acusación popular / Día 48
La AVT critica la instrucción de Del Olmo y denuncia que «hay grandes ausentes en el juicio»
La sesión de ayer sirvió para escenificar el desencuentro entre las grandes asociaciones de víctimas. Si la AVT advirtió de las lagunas de la investigación y se defendió de las «descalificaciones» que ha recibido, la de Pilar Manjón elogió de forma encendida al instructor y a la fiscal. El juicio quedará el 3 de julio visto para sentencia.
JOAQUIN MANSO
MADRID.- «Hay grandes ausentes en este juicio y no se sabe quiénes son». El letrado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) Emilio Murcia defendió ayer, durante la exposición de su informe final ante el tribunal del 11-M, la obligación moral de no dejar de indagar sobre la autoría de la matanza. «Hay que seguir investigando. La AVT no se conforma con lo comprobado. Es necesario saber quién está detrás de la ideación y de la ejecución de los atentados», proclamó.
Para apoyar esta tesis, Murcia hizo suyo un razonamiento que el pasado lunes realizó el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, cuando dijo que «si ETA hubiese querido cometer el atentado, habría necesitado a todos sus comandos». «Pues bien: todos los comandos de ETA suman más gente que los procesados que hay aquí», argumentó el abogado de la AVT.
El representante de la única acusación popular personada, cuya intervención fue intensa y sin tregua, consideró que la vista del 11-M ha sido «un juicio único, por la magnitud de los hechos, pero también por las descalificaciones que ha recibido ésta y otras acusaciones que han querido sumar a la verdad oficial». «Por ahondar, por querer saber más, hemos recibido todo tipo de epítetos» con una nada velada intención, a su juicio: «Se nos ha querido meter en el burka de la uniformidad intelectual».
De todas las ofensas recibidas, Murcia hizo hincapié especialmente en el episodio en el que la fiscal Olga Sánchez dijo a la víctima de los atentados Javier Gismero (al que el letrado se refirió sin citarlo), en plena sala de audiencias, que «tenía que dar gracias por estar vivo», después de que aquél interviniese en un programa de televisión y criticase la investigación judicial. «Todavía está esperando a que le pidan disculpas», señaló.
El letrado fue incisivo para censurar la forma en que el juez Juan del Olmo ha dirigido la instrucción. Particularmente, centró su crítica en la decisión judicial de ordenar destruir los restos de los trenes y, sobre todo, con la falta de certeza en cuanto al explosivo empleado por los terroristas.
Sobre lo primero, Murcia se preguntó «qué prisas hubo en destruir los trenes» y «por qué no se habían mostrado restos de chapa de las zonas donde estallaron las bombas». Sobre los explosivos, declaró que «aquí ha fracasado de forma estrepitosa la investigación», destacó los tres años transcurridos «aceptando la endeblez de los primeros análisis» y concluyó que «la sociedad quiere saber qué estalló en los vagones».
El representante de la AVT denunció que, en su opinión, la actuación de los peritos oficiales en el informe final de los explosivos se dirigió a «apuntalar una idea preconcebida: la teoría de la contaminación», reproche que fundamentó en que los expertos de parte «sí solicitaron que se analizase el aire» del almacén de las muestras.
Abundó en que «la contaminación no sirve para explicar qué explotó, sino que sólo trata de eliminar un elemento que no debería haber aparecido en esa idea preconcebida». A este respecto, coincidió con su colega de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M en que, «si hay contaminación, tiene que haber un contacto entre los elementos contaminantes y los contaminados». Es decir, sostuvo que una de las dinamitas que estalló en los trenes tenía DNT y nitroglicerina.
No obstante, consideró que la determinación de la marca del explosivo «no hubiera acreditado únicamente la autoría, sino que seguiríamos necesitando saber quién fue la mano que mece la cuna».
Asimismo, tras reconocer que «las pruebas no han acreditado que ETA interviniese en los atentados», Murcia insistió en recalcar la «multiplicación» de esfuerzos probatorios que se han dedicado a demostrar la «no participación de la banda terrorista», y se cuestionó «qué interés ha existido para acreditar un hecho negativo».
De nuevo apelando a la tesis de «idea preconcebida», la AVT mostró su sorpresa por que la instrucción se orientase, a su juicio, para «buscar la justificación de unos terroristas para matar», en referencia a la cantidad de informes incorporados al sumario para poder citar como antecedentes de los atentados del 11-M la Guerra de Irak y la foto de las Azores, como hace la Fiscalía. «Nunca se había buscado la justificación a un atentado de ETA», recordó.
Ese «verdadero interés en justificar» la matanza ha servido, según dijo, para «salir del Derecho y entrar en la política» y, por ese camino, «polarizar a la sociedad». «Le hemos hecho el caldo gordo a los terroristas», se dolió Emilio Murcia.
Pero la mayor parte de su exposición la dedicó a rebatir los ataques que el pasado lunes lanzó el fiscal jefe contra las acusaciones que, como la AVT, discrepan de las tesis oficiales. En ese sentido, rechazó que pudiese achacárseles «esquizofrenia procesal» -como llegó a decir Zaragoza- por haber actuado más bien como defensa de los procesados: «Nunca hemos actuado a favor de los acusados. Hemos discrepado y hemos querido ir más allá».
A continuación intervino el letrado de Pilar Manjón Antonio García Martín, que recogió un guante que nadie le había lanzado y escenificó la tensa fractura que existe entre las asociaciones de víctimas, arremetiendo contra las otras dos agrupaciones de afectados, sin que ninguna de ellas se hubiese referido a la suya. Si Emilio Murcia dijo que Gismero esperaba «disculpas», García Martín respondió que también Pilar Manjón las aguardaba «de algún sector de la sociedad que mantiene en una situación de amenaza constante, de insultos permanentes y de descalificaciones inadmisibles a quien ha puesto cara a una parte de las víctimas».
García Martín se erigió en auténtico adalid de la labor del juez instructor y, sobre todo, de la fiscal Olga Sánchez -que asistió embelesada al alegato-, a quienes mostró su «solidaridad, agradecimiento y apoyo», especialmente a la segunda, de la que dijo que era «víctima de injustos ataques desde distintos medios».
El letrado de Manjón replicó que él sí creía que las otras asociaciones habían incurrido en «esquizofrenia procesal» -aunque precisó que lo decía «desde el respeto y el cariño a mis compañeros»-, criticó que «hubiesen interesado medidas interesadas» y se burló de la «cuarta trama» sugerida por la Asociación de Ayuda.
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