JUICIO POR UNA MASACRE / Las conclusiones / ANTONIO TORO
«Víctima de los empeños de algunos en meter a ETA»
JOAQUIN MANSO
MADRID.- «Tuvo muy mala suerte». Si la tesis del letrado Juan Carlos Herranz fuese cierta, efectivamente la fortuna no sonrió al acusado Antonio Toro: tres confidentes diferentes que no se conocían entre sí -Lavandera en 2001, Nayo en 2002 y Rafá Zouhier en 2003- coincidieron en la misma «mentira». Curiosamente, todos dijeron que Toro y su cuñado Emilio Suárez Trashorras traficaban con explosivos. Los dos primeros, además, señalaron al mismo posible comprador: ETA. Por eso, el abogado concluyó que su defendido había sido «víctima del empeño de algunos en meter a ETA en este asunto».
Herranz ocupó buena parte de su informe final, que presentó ayer al tribunal, en fundamentar este argumento y pidió la libre absolución de Toro, para el que la Fiscalía reclama 23 años de cárcel. Su relato fue deslabazado, difícil de comprender y de seguir, frecuentemente interrumpido por los titubeos del letrado y por su buceo constante en la libreta de anillas en la que traía anotadas sus conclusiones.
Empezó por Nayo, del que leyó de carrerilla la siguiente frase: «Fue delatado por Trashorras para que mi defendido saliese de la cárcel, momento desde el cual alberga un intenso odio hacia ambos que ha querido materializar en provechosa venganza mediante dudosas confidencias».
Más se extendió en Lavandera. Aunque recordó que «el núcleo central de su denuncia ya ha sido incorporado al capítulo de hechos probados de la sentencia del caso Pípol», puso en duda la veracidad de la fecha en que se dice que fue grabada la cinta de Cancienes y descalificó su contenido: «La cinta era un simple medio de trabajo».
Insistió en que Lavandera manifestó en ese momento que, con anterioridad, ya había dicho a la Policía que Toro y Trashorras intentaban vender explosivos a ETA. «Yo creo que se lo inventó», aseguró el letrado. No obstante, el policía de Gijón Francisco Javier Gascón confirmó esa denuncia cuando testificó el pasado 23 de abril.
Más aún, Herranz acusó al agente Gascón de «faltar a la verdad» para «meter a ETA en los atentados y perjudicar» a Antonio Toro. Para apoyar ese razonamiento, citó el editorial de EL MUNDO del día que reveló la existencia de la cinta de Cancienes.
Por último, dijo que los hechos que narró Rafá Zouhier a la UCO -que Toro y Trashorras intentaban vender 150 kilos de explosivos-, si son ciertos, «fueron provocados por la Guardia Civil», pero que él entiende que Zouhier se los inventó «para ganar puntos».
ARGUMENTOS DE SU DEFENSA
«'Nayo' fue delatado por Trashorras para que Toro saliese de la cárcel. Alberga un intenso odio hacia ambos y ha querido vengarse».
La hechos denunciados por Zouhier o fueron «provocados» por la Guardia Civil o aquél se los inventó «para ganar puntos».
«Víctima de los empeños de algunos en meter a ETA»
JOAQUIN MANSO
MADRID.- «Tuvo muy mala suerte». Si la tesis del letrado Juan Carlos Herranz fuese cierta, efectivamente la fortuna no sonrió al acusado Antonio Toro: tres confidentes diferentes que no se conocían entre sí -Lavandera en 2001, Nayo en 2002 y Rafá Zouhier en 2003- coincidieron en la misma «mentira». Curiosamente, todos dijeron que Toro y su cuñado Emilio Suárez Trashorras traficaban con explosivos. Los dos primeros, además, señalaron al mismo posible comprador: ETA. Por eso, el abogado concluyó que su defendido había sido «víctima del empeño de algunos en meter a ETA en este asunto».
Herranz ocupó buena parte de su informe final, que presentó ayer al tribunal, en fundamentar este argumento y pidió la libre absolución de Toro, para el que la Fiscalía reclama 23 años de cárcel. Su relato fue deslabazado, difícil de comprender y de seguir, frecuentemente interrumpido por los titubeos del letrado y por su buceo constante en la libreta de anillas en la que traía anotadas sus conclusiones.
Empezó por Nayo, del que leyó de carrerilla la siguiente frase: «Fue delatado por Trashorras para que mi defendido saliese de la cárcel, momento desde el cual alberga un intenso odio hacia ambos que ha querido materializar en provechosa venganza mediante dudosas confidencias».
Más se extendió en Lavandera. Aunque recordó que «el núcleo central de su denuncia ya ha sido incorporado al capítulo de hechos probados de la sentencia del caso Pípol», puso en duda la veracidad de la fecha en que se dice que fue grabada la cinta de Cancienes y descalificó su contenido: «La cinta era un simple medio de trabajo».
Insistió en que Lavandera manifestó en ese momento que, con anterioridad, ya había dicho a la Policía que Toro y Trashorras intentaban vender explosivos a ETA. «Yo creo que se lo inventó», aseguró el letrado. No obstante, el policía de Gijón Francisco Javier Gascón confirmó esa denuncia cuando testificó el pasado 23 de abril.
Más aún, Herranz acusó al agente Gascón de «faltar a la verdad» para «meter a ETA en los atentados y perjudicar» a Antonio Toro. Para apoyar ese razonamiento, citó el editorial de EL MUNDO del día que reveló la existencia de la cinta de Cancienes.
Por último, dijo que los hechos que narró Rafá Zouhier a la UCO -que Toro y Trashorras intentaban vender 150 kilos de explosivos-, si son ciertos, «fueron provocados por la Guardia Civil», pero que él entiende que Zouhier se los inventó «para ganar puntos».
ARGUMENTOS DE SU DEFENSA
«'Nayo' fue delatado por Trashorras para que Toro saliese de la cárcel. Alberga un intenso odio hacia ambos y ha querido vengarse».
La hechos denunciados por Zouhier o fueron «provocados» por la Guardia Civil o aquél se los inventó «para ganar puntos».
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