domingo, 24 de junio de 2007

Malo, malísimo, pero... ¿leal a quién?




ASI LO CUENTAN
 
Malo, malísimo, pero... ¿leal a quién?
 
VICTOR DE LA SERNA

Rafá Zouhier es un acusado del 11-M que, como su abogado, el extrovertido Antonio Alberca, suscita unanimidades en la prensa. Es tan infrecuente que hay que recalcarlo. Todos lo ven como delincuente y mentiroso. Pero por motivos diferentes.
Luis del Pino ha lanzado desde estas páginas de EL MUNDO las más graves acusaciones contra el ¿ex? confidente policial. Le parecen pocos los 40.000 años de cárcel pedidos:

«Estoy convencido de que Rafá Zouhier no tiene nada que ver con las explosiones de los trenes, pero también lo estoy de que este marroquí, antiguo colaborador de nuestros servicios del Estado, ha participado desde el principio, voluntaria y conscientemente, en la creación de esa mentira oficial con la que se ha querido tapar a los verdaderos autores de la matanza. (...) Zouhier no ha hecho otra cosa dentro del sumario del 11-M que decir lo que le han dicho que diga, que marear al juez Del Olmo con historias cada vez más demenciales, que ir avalando con sus teatrales declaraciones las sucesivas mutaciones de la versión oficial. Zouhier no ha hecho más que repetir la jugada que, ya anteriormente, efectuó para nuestros servicios del Estado: ingresar voluntariamente en la cárcel como infiltrado de una trama y prestar con ello un servicio a quien le paga».

Pero Germán Yanke, en 'ABC', no ve esa lealtad en Zouhier: «Para saber lo que es un confidente (y la manera estrafalaria en la que son controlados) ha bastado seguir el juicio, incluso con desgana. Son cualquier cosa menos leales. Negociantes más que servidores. Quizá auxiliares, pero no siempre de la Policía».

Victoria Prego, en EL MUNDO, decía del abogado: «Alberca cayó en algunos excesos de interpretación que amenazaron a veces con echar por tierra el edificio argumental que tan trabajosamente puso en pie para sacar al confidente de su agujero».

Por cierto que, en 'El País', Pablo Ordaz quitaba ayer el despectivo calificativo de chivato a Zouhier y le devolvía la dignidad del confidente, aunque no pasaba de ahí su empatía: «El tal Rafá Zouhier, fiestero declarado, es de todo menos un santo o un lelo. Y justamente fueron ésas las dos alternativas que el abogado pretendió que el tribunal se tragara».

El infatigable Ernesto Ekaizer, por su parte, apuntaba de nuevo a los malos, es decir (¿lo dudaban?) al PP y sus conmilitones, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid o que Alberca pasa por la Sala: «Por el camino aprovechó para dejar en evidencia a las acusaciones impostoras vinculadas al Partido Popular. ¿Por qué? Por el hecho de que afirman que el 11-M no estalló dinamita Goma 2 ECO y, al tiempo, mantienen su acusación contra Zouhier».

Ricardo Coarasa, en 'La Razón', comentaba con sorna la afirmación de Alberca, «amparado en esa imagen de benefactor desinteresado que Zouhier ha intentado cultivar», según la cual hay que estarle... ¡agradecidos!: «Son los abismales contrastes de un juicio excepcional».


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