HASAN HASKI
Un ideólogo que no conoce a los acusados ni ha estado en Madrid
El defensor del supuesto líder del GICM, al que la fiscal atribuye el 11-M, considera que ha quedado acreditado que ni siquiera existe
JOAQUIN MANSO
MADRID.- «Resulta llamativo». A la defensa de Hasan Haski, acusado como autor intelectual de los atentados del 11-M, le llama la atención que la fiscal Olga Sánchez no haya «cambiado ni una coma» en relación a su defendido en su escrito de conclusiones, cuando, a su juicio, todas las pruebas de cargo que lo señalaban como líder del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) -«si es que existe», remarcó el letrado- han quedado desmontadas durante la vista. «Nunca ha estado en Madrid», insistió.
El juez Juan del Olmo y la Fiscalía atribuyen la matanza a una supuesta célula española del GICM. Para el abogado José Luis Borraz, sin embargo, lo que ha quedado acreditado en el juicio es «la no existencia del GICM», lo que descartaría que Haski integrase una organización terrorista.
Borraz presentó ayer un informe apabullante desde el punto de vista técnico, con abundantes citas jurisprudenciales, doctrinales y del derecho comparado, pero escasamente atractivo desde el punto de vista mediático. Con parsimonia, fue analizando minuciosamente la prueba que pesa contra su defendido, para el que se piden más de 39.000 años de cárcel, y reclamó para él la libre absolución.
El principal testimonio incriminatorio es el de Attila Türk, detenido en Francia como miembro de la célula francesa del GICM. Éste había declarado en una comisaría de París que Haski se había jactado de que el 11-M había sido obra de «su grupo de marroquíes en España», que el acusado «estaba muy nervioso» en los días previos a la matanza, que conocía a Jamal Zougam y que en una reunión en Bélgica en noviembre de 2003 disputó al islamista Abdelkader Hakimi el liderazgo del GICM en Europa.
Como ya se había encargado de poner de manifiesto durante el juicio, Borraz volvió a destacar que las imputaciones que realizó Türk se produjeron tras más de 11 declaraciones en menos de cuatro días -«bajo torturas» y «en condiciones diabólicas»-, sin descanso y sin abogado. Y que el testigo se retractó cuatro veces ante la autoridad judicial francesa, otra ante el propio juez Del Olmo y la fiscal Olga Sánchez y la última, la más importante, en la propia vista del 11-M, cuando lo negó todo, excepto que había alojado a Haski en su casa de París en abril de 2004.
Respecto al sobrenombre Abu Hamza, que la fiscal asigna a Haski para sostener su acusación, recordó que otros dos islamistas aseguraron que sólo «raramente» se dirigían a él así.
Borraz también se refirió al informe de los peritos de la UCIE sobre las comisiones rogatorias a Bélgica -cuando comparecieron, el letrado y su colega Francisco Andújar, que defiende a Yusef Belhadj, protagonizaron una de las sesiones más memorables de la vista-. En él consta, expresamente, que «la pertenencia de Hasan Haski al GICM es controvertida». Más aún, otro de los indicios invocados por la acusación pública queda desmentido de plano: en casa del Abdelkader Hakimi nunca apareció un pasaporte de Hasan Haski.
Por lo demás, Borraz expuso que «del interrogatorio a los procesados se ha subrayado que no conocía a ninguno, ni a ninguno de los suicidas, ni ha coincidido jamás en ningún sitio con ninguno de ellos», lo que, para el letrado, «deja sin efecto la imputación como autor intelectual».
ARGUMENTOS DE SU DEFENSA
El principal testigo de cargo, Attila Türk, declaró en Francia en «condiciones diabólicas» y se retractó cinco veces, la última en el juicio.
«No conocía a ninguno de los procesados. El informe policial dice que 'la pertenecia de Haski al GICM es controvertida'».
Un ideólogo que no conoce a los acusados ni ha estado en Madrid
El defensor del supuesto líder del GICM, al que la fiscal atribuye el 11-M, considera que ha quedado acreditado que ni siquiera existe
JOAQUIN MANSO
MADRID.- «Resulta llamativo». A la defensa de Hasan Haski, acusado como autor intelectual de los atentados del 11-M, le llama la atención que la fiscal Olga Sánchez no haya «cambiado ni una coma» en relación a su defendido en su escrito de conclusiones, cuando, a su juicio, todas las pruebas de cargo que lo señalaban como líder del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) -«si es que existe», remarcó el letrado- han quedado desmontadas durante la vista. «Nunca ha estado en Madrid», insistió.
El juez Juan del Olmo y la Fiscalía atribuyen la matanza a una supuesta célula española del GICM. Para el abogado José Luis Borraz, sin embargo, lo que ha quedado acreditado en el juicio es «la no existencia del GICM», lo que descartaría que Haski integrase una organización terrorista.
Borraz presentó ayer un informe apabullante desde el punto de vista técnico, con abundantes citas jurisprudenciales, doctrinales y del derecho comparado, pero escasamente atractivo desde el punto de vista mediático. Con parsimonia, fue analizando minuciosamente la prueba que pesa contra su defendido, para el que se piden más de 39.000 años de cárcel, y reclamó para él la libre absolución.
El principal testimonio incriminatorio es el de Attila Türk, detenido en Francia como miembro de la célula francesa del GICM. Éste había declarado en una comisaría de París que Haski se había jactado de que el 11-M había sido obra de «su grupo de marroquíes en España», que el acusado «estaba muy nervioso» en los días previos a la matanza, que conocía a Jamal Zougam y que en una reunión en Bélgica en noviembre de 2003 disputó al islamista Abdelkader Hakimi el liderazgo del GICM en Europa.
Como ya se había encargado de poner de manifiesto durante el juicio, Borraz volvió a destacar que las imputaciones que realizó Türk se produjeron tras más de 11 declaraciones en menos de cuatro días -«bajo torturas» y «en condiciones diabólicas»-, sin descanso y sin abogado. Y que el testigo se retractó cuatro veces ante la autoridad judicial francesa, otra ante el propio juez Del Olmo y la fiscal Olga Sánchez y la última, la más importante, en la propia vista del 11-M, cuando lo negó todo, excepto que había alojado a Haski en su casa de París en abril de 2004.
Respecto al sobrenombre Abu Hamza, que la fiscal asigna a Haski para sostener su acusación, recordó que otros dos islamistas aseguraron que sólo «raramente» se dirigían a él así.
Borraz también se refirió al informe de los peritos de la UCIE sobre las comisiones rogatorias a Bélgica -cuando comparecieron, el letrado y su colega Francisco Andújar, que defiende a Yusef Belhadj, protagonizaron una de las sesiones más memorables de la vista-. En él consta, expresamente, que «la pertenencia de Hasan Haski al GICM es controvertida». Más aún, otro de los indicios invocados por la acusación pública queda desmentido de plano: en casa del Abdelkader Hakimi nunca apareció un pasaporte de Hasan Haski.
Por lo demás, Borraz expuso que «del interrogatorio a los procesados se ha subrayado que no conocía a ninguno, ni a ninguno de los suicidas, ni ha coincidido jamás en ningún sitio con ninguno de ellos», lo que, para el letrado, «deja sin efecto la imputación como autor intelectual».
ARGUMENTOS DE SU DEFENSA
El principal testigo de cargo, Attila Türk, declaró en Francia en «condiciones diabólicas» y se retractó cinco veces, la última en el juicio.
«No conocía a ninguno de los procesados. El informe policial dice que 'la pertenecia de Haski al GICM es controvertida'».
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