JUICIO POR UNA MASACRE / Las conclusiones / MOUHANNAD ALMALLAH
«No hay mayor fuerza destructiva que la de una novia resentida»
JOAQUIN MANSO
MADRID.- Sus «problemas con las mujeres» acabaron con él en la cárcel. La defensa del acusado Mouhannad Almallah tenía claro el objetivo: debilitar la credibilidad de la principal testigo de cargo que le incrimina, su ex compañera sentimental, presentándola como «una mujer despechada» por los líos de faldas por los que Mouhannad tendría una irresistible inclinación. Y, para el letrado Jesús Andújar, «no hay mayor fuerza destructiva que la de una novia resentida».
Para ilustrar esa fama de mujeriego, el abogado incluso se refirió a un episodio que tuvo lugar hace escasas fechas en la propia sala de audiencias, cuando Mouhannad mostró una nota a la esposa del letrado Juan Jesús Yebes, en la que le transmitía que estaba soltero e interesado en contraer matrimonio con su hija adolescente, que la acompañaba en aquella ocasión.
Andújar se empleó con vehemencia en su informe final. Tanta que, cuando después de 45 minutos de discurso concluyó pidiendo la libre absolución de su patrocinado, apenas conservaba el resuello. La Fiscalía solicita para Mouhannad, español de origen sirio que se afilió al PSOE un año después de los atentados, 12 años de cárcel por pertenencia a banda armada.
Andújar sostuvo que la mujer viajó a la Península con Mouhannad, con el que acababa de iniciar una relación. Según este relato, el acusado la abandonó, embarazada, tres meses después, aunque, por encontrarse en ese estado, su hermano Moutaz Almallah -imputado actualmente por Del Olmo- le permitió quedarse en el local de Virgen del Coro.
A partir de ese momento, ella «planteó siete denuncias judiciales sólo por odio personal», dijo Andújar, y se convirtió en confidente de la Brigada Provincial de Información (BPI) de Madrid. En este papel, según el letrado, la mujer «se inventa una serie de elucubraciones alucinantes», que los propios responsables de la BPI calificaron como «informaciones aventuradas».
Entre los datos que aportó la mujer está que en el local de Virgen del Coro se efectuaban reuniones de adoctrinamiento yihadista en las que se exhibían vídeos «en los que podía verse a un tanque aplastando familias», cuando, según el abogado, sólo muestran sermones en la mezquita de la M-30.
Andújar recordó que el jefe del grupo de terrorismo islamista de la BPI había declarado que esas confidencias, que se iniciaron en enero de 2003, motivaron que el piso estuviese controlado día y noche y que, a partir de junio de ese año, las actuaciones estuviesen judicializadas en la Audiencia Nacional. El letrado hizo hincapié en que Mouhannad «tuvo pinchados los teléfonos y fue objeto de seguimientos y vigilancias» y de ello no salió nada. «La causa fue archivada», explicó.
«Todos los atestados policiales que ahora incriminan a mi defendido son un cúmulo de falsedades y elucubraciones», sostuvo, y añadió: «Fábulas, fábulas y fábulas».
Sí reconoció que el acusado tenía «malas amistades», como sus inquilinos Basel Ghalyoun y Fouad Morabit -llegó a proclamar que «su único delito fue ser su casero»-, El Egipcio -aunque insistió en que Cartagena no menciona a Mouhannad en ninguna de sus reuniones-, El Tunecino y su propio hermano Moutaz. De estos últimos dijo que habían tenido un buen motivo para «abandonarlo»: «sus problemas con las mujeres».
ARGUMENTOS DE SU DEFENSA
Su ex compañera sentimental es una «mujer despechada» que «se inventa una serie de elucubraciones alucinantes» por «odio personal».
«Todos los atestados policiales que incriminan a mi defendido son un cúmulo de falsedades y elucubraciones. Fábulas, fábulas y fábulas».
«No hay mayor fuerza destructiva que la de una novia resentida»
JOAQUIN MANSO
MADRID.- Sus «problemas con las mujeres» acabaron con él en la cárcel. La defensa del acusado Mouhannad Almallah tenía claro el objetivo: debilitar la credibilidad de la principal testigo de cargo que le incrimina, su ex compañera sentimental, presentándola como «una mujer despechada» por los líos de faldas por los que Mouhannad tendría una irresistible inclinación. Y, para el letrado Jesús Andújar, «no hay mayor fuerza destructiva que la de una novia resentida».
Para ilustrar esa fama de mujeriego, el abogado incluso se refirió a un episodio que tuvo lugar hace escasas fechas en la propia sala de audiencias, cuando Mouhannad mostró una nota a la esposa del letrado Juan Jesús Yebes, en la que le transmitía que estaba soltero e interesado en contraer matrimonio con su hija adolescente, que la acompañaba en aquella ocasión.
Andújar se empleó con vehemencia en su informe final. Tanta que, cuando después de 45 minutos de discurso concluyó pidiendo la libre absolución de su patrocinado, apenas conservaba el resuello. La Fiscalía solicita para Mouhannad, español de origen sirio que se afilió al PSOE un año después de los atentados, 12 años de cárcel por pertenencia a banda armada.
Andújar sostuvo que la mujer viajó a la Península con Mouhannad, con el que acababa de iniciar una relación. Según este relato, el acusado la abandonó, embarazada, tres meses después, aunque, por encontrarse en ese estado, su hermano Moutaz Almallah -imputado actualmente por Del Olmo- le permitió quedarse en el local de Virgen del Coro.
A partir de ese momento, ella «planteó siete denuncias judiciales sólo por odio personal», dijo Andújar, y se convirtió en confidente de la Brigada Provincial de Información (BPI) de Madrid. En este papel, según el letrado, la mujer «se inventa una serie de elucubraciones alucinantes», que los propios responsables de la BPI calificaron como «informaciones aventuradas».
Entre los datos que aportó la mujer está que en el local de Virgen del Coro se efectuaban reuniones de adoctrinamiento yihadista en las que se exhibían vídeos «en los que podía verse a un tanque aplastando familias», cuando, según el abogado, sólo muestran sermones en la mezquita de la M-30.
Andújar recordó que el jefe del grupo de terrorismo islamista de la BPI había declarado que esas confidencias, que se iniciaron en enero de 2003, motivaron que el piso estuviese controlado día y noche y que, a partir de junio de ese año, las actuaciones estuviesen judicializadas en la Audiencia Nacional. El letrado hizo hincapié en que Mouhannad «tuvo pinchados los teléfonos y fue objeto de seguimientos y vigilancias» y de ello no salió nada. «La causa fue archivada», explicó.
«Todos los atestados policiales que ahora incriminan a mi defendido son un cúmulo de falsedades y elucubraciones», sostuvo, y añadió: «Fábulas, fábulas y fábulas».
Sí reconoció que el acusado tenía «malas amistades», como sus inquilinos Basel Ghalyoun y Fouad Morabit -llegó a proclamar que «su único delito fue ser su casero»-, El Egipcio -aunque insistió en que Cartagena no menciona a Mouhannad en ninguna de sus reuniones-, El Tunecino y su propio hermano Moutaz. De estos últimos dijo que habían tenido un buen motivo para «abandonarlo»: «sus problemas con las mujeres».
ARGUMENTOS DE SU DEFENSA
Su ex compañera sentimental es una «mujer despechada» que «se inventa una serie de elucubraciones alucinantes» por «odio personal».
«Todos los atestados policiales que incriminan a mi defendido son un cúmulo de falsedades y elucubraciones. Fábulas, fábulas y fábulas».
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